Un estruendo sorprendió a las 5.20 de la madrugada del domingo a las pocas personas que se encontraban en la costanera de la ciudad bonaerense de San Pedro. Un hombre que trabajaba en la zona corrió hasta lugar de donde provino el ruido y no podía creer el panamorama con el que se encontró.

Un Mini Cooper destruido y en llamas, y los cadáveres de Serena Muñoz y Federico Laurino, ambos de 17 años. También halló a otros tres adolescentes heridos de gravedad, uno de ellos sin brazo. El auto había chocado contra un árbol y había arrojado ese trágico saldo.

"Es algo que no me voy a olvidar más, eran criaturas”, lamentó el trabajador, llamado Diego, entre sollozos. Y agregó: "No quisiera estar en la piel de esos familiares, porque me parte el alma". Destacó que tenía una gran empatía con esos parientes por ser "padre y abuelo".

El hombre definió luego a las víctimas como "adolescentes que recién empezaron a vivir la vida".

Yo a esa hora estaba entrando a trabajar y se sintió el impacto; salí y lo primero que atiné fue a agarrar el matafuego y correr para el lado del accidente”, contó el vecino en diálogo con Radio Cuarentena, de San Pedro, al indicar que salió hacia la zona del estacionamiento del Club Náutico.

Relató que llegaron también integrantes de Inspección municipal, quienes sumaron sendos extinguidores pequeños y lograron apagar el fuego. De inmediato, arribaron los bomberos y una ambulancia del Servicio de Emergencias que trasladó de urgencia a los heridos al hospital local.

"Los bomberos, con sus tijeras (hidráulicas), abrieron el auto y sacaron los chicos; fue algo impresionante", enfatizó el hombre. Y añadió: "Todavía estoy medio shockeado y se me caen las lágrimas". 

Estuve todo el día sin caer. Terminó mi horario de trabajo y me di cuenta, porque no caía", finalizó el vecino. 

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