La situación de Daniela Carbone (47), la ahora ex azafata detenida por ser acusada de ejecutar una falsa la amenaza de bomba a un vuelo con destino a Miami, se complica por la prueba contudente que hay en su contra. Aunque se prepara para volver a su casa, ya que sería beneficiada con prisión domiciliaria, en las últimas horas se supo que fue despedida por Aerolíneas Argentinas, la empresa estatal, que es querellante en la causa.

Carbone está imputada por los delitos de "coacción agravada", "intimidación pública" y "entorpecimiento de servicio público" y permanece detenida en el calabozo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) de Ezeiza.

Cabe destacar que falta un día para que venza el plazo que el juez federal N° 1 de Lomas de Zamora, Federico Villena tiene para resolver su situación procesal, tras cumplirse los diez días desde la declaración indagatoria de la acusada.

Según el expediente, hay pruebas abultadas contra Carbone, principalmente los peritajes técnicos de las antenas y los de los teléfonos celulares, además que ella misma reconoció que hizo el llamado.

De acuerdo a lo que indica la investigación, está probado que la ex azafata actuó por "despecho". Las conversaciones con su ex pareja muestran una fuerte tensión en la que se pelean por la división de bienes”, señalan fuentes oficiales. De tal manera, todo indica que Carbone habría realizado la amenaza para que su ex pareja y compañero de trabajo, con quien mantuvo una relación de 5 años, no viaje a Miami.

"Cometió una serie de torpezas que marcan que no se trató de un estado de emoción violenta. Ella conocía el daño que el mensaje de audio enviado iba a generar y midió las consecuencias de su actuación”, señalan fuentes del caso. Es que Carbone tiene 24 años de antigüedad en la empresa, además que fue instructora de vuelo por más de 14 años (entre 2004 y 2018), de manera que conocía perfectamente las graves consecuencias que podían generar su accionar.

¿Cuáles son los posibles escenarios para la azafata acusada?

En ese contexto es inminente el pedido de prisión preventiva, por el hecho de que existe cierto entorpecimiento de la investigación. En su viaje a Estados Unidos visitó un Apple Store donde compró un segundo teléfono, del cual se presume que se contactó con la hija para decirle que estaba intentando borrar los mensajes que la comprometían del celular secuestrado. Aunque no lo logró.

En ese escenario, tras ser dictada la prisión preventiva, la ex azafata podría ser derivada al Complejo Penitenciario Federal IV de Mujeres en la cárcel de Ezeiza, aunque por el delito que se le imputa (la pena en expectativa es de hasta seis años), y la poca peligrosidad que representa, el no contar con antecedentes, su edad y el hecho de tener una hija, se presume que no existe riesgo de fuga y que podría ser beneficiada con prisión domiciliaria.

En esa línea, se realizaron informes socioambientales en su domicilio fijo, ubicado en un barrio privado de Garín, además de que su hija se ofreció como garante para custodiar a su madre que llevará una tobillera electrónica durante las 24 horas del día. 

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