Por Fernando Vázquez
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Diego Armando Maradona, considerado por muchos como el mejor futbolista de la historia, murió este mediodía mientras sus asistentes se disponían a suministrarle la medicación diaria y luego de haber sufrido una severa descompensación, en el interior del barrio privado San Andrés, en la localidad bonaerense de Benavídez, en el partido de Tigre.

Los voceros del departamento judicial de San Isidro revelaron a cronica.com.ar que, preventivamente, el expediente se caratuló “Averiguación de causales de muerte”, hasta que se lleven a cabo los peritajes que correspondan y que resuelvan los funcionarios.

Ante la gran conmoción que provocó lo ocurrido, el sumario quedó a cargo del doctor John Broyard, fiscal general de los tribunales de San Isidro, quien resolvió que actuará acompañado por sus colegas Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra.

De acuerdo a lo manifestado por los informantes, el hecho, que generó consternación a nivel mundial, se produjo en horas del mediodía de este miércoles, en el lote N° 45 del barrio San Andrés, en el denominado complejo Villa Nueva, situado en avenida Italia al 5200, en la zona del Dique Luján y jurisdicción de Benavídez, en el norte del Gran Buenos Aires.

Trascendió que a Maradona se le iba a administrar la medicación diaria, oportunidad en la que sufrió una descompensación, de la que no logró ser reanimado.

El primer facultativo que asistió urgentemente al paciente fue un hombre que reside en el mismo barrio privado y que se asegura integra el cuerpo médico perteneciente al Delta Rugby Club.

Integrantes de servicios privados de emergencias (diversas ambulancias se concentraron en la puerta de ingreso al predio) luego constataron el fallecimiento del ahora director técnico.

Con rapidez, los encargados de seguridad de predio (encabezados por Julio Coria) avisaron de lo ocurrido a los efectivos policiales alrededor de las 12 de este mediodía.

Diego había sido operado el 3 de noviembre pasado en una clínica en Olivos, en el partido de Vicente López, y a raíz de una hematoma subdural.

Profesionales del centro asistencial le permitieron abandonar el nosocomio el 11 de noviembre y Maradona, a quien le diagnosticaron una adicción a la ingesta de alcohol, se alojó en el barrio privado San Andrés para de esta manera continuar su etapa de rehabilitación.