Un comerciante que llegó desde Haití hace 11 años, sufrió un robo en su almacén, el cual fue desvalijado en la ciudad de Córdoba. Según contó la víctima llamada Max, encontró al ladrón, lo detuvo llamó a la Policía pero quedó imputado él.

Toso sucedió cuando el comerciante volvía a su casa, pasó por su almacén y notó que habían roto la reja para quitarle parte de la mercadería. A partir de una revisión en las cámaras de seguridad, logró identificar a los delincuentes y descubrió son jóvenes que suelen frecuentar su negocio. Al día siguiente del robo, reconoció a uno en una plaza.

“Lo reconocí, llamé a la Policía y lo entregué. Cuando me imputaron me dijeron que lo golpeé mucho. Cuando lo agarré se quería escapar”, dijo en declaraciones a los medios locales. “Me dio una piña primero y yo se la devolví, pero todo fue al frente de los policías en la plaza”, agregó.

“Él estaba en la plaza riéndose y charlando con otras ocho personas, me paré al frente de todos y les dije ‘no se metan ustedes porque él me robo anoche y me rompió todo’. Lo agarré bien y ya estaba la pareja de policías, no pasaron ni cinco minutos”, cerró.

El caso está a cargo del fiscal del distrito I turno 2, Guillermo González. El comerciante reconoció a uno de los dos presuntos ladrones y arremetió contra él golpeándolo. El supuesto ladrón debió ser hospitalizado. Su estado era muy delicado.

El comerciante fue imputado por lesiones graves. “Si el comerciante hubiera hecho lo mismo dentro de su negocio, estaríamos hablando de una legítima defensa o de un exceso eventual”, explicó.

“Pero tal como habrían sucedido los hechos, debió haber llamado a la policía o aprehendido para entregarlo pero jamás pegarle del modo que lo hizo, incluso poniendo en riesgo la vida del ladrón”, expresó.

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