¿Vieron al Diablo o es un caso de pareidolia?
TUCUMÁN. A veces el maléfico mete la cola, un poco de más...
Por Marcelo Peralta Martínez
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Una extraña situación conmocionó a los habitantes de El Mollar, en Tucumán cuando días atrás un grupo de amigos compartía una fogata, que obviamente incluía comida y vino, y, cuando en un momento comenzaron a tomarse fotografías, en una de las imágenes fue donde creyeron ver la presencia del mismísimo Satanás.
La tenebrosa situación fue compartida en las redes sociales y se viralizó a nivel nacional. Claro que, a pesar de que dieron vueltas por todos lados, y de analizarse las tomas, surge la enorme duda de si estos jóvenes estuvieron compartiendo la noche con el Diablo, o más bien padecieron lo que se llama pareidolia. La secuencia fotográfica parece reveladora, aunque la situación muy probablemente no sea “diabólica”. ¿Qué fue lo que realmente pasó? ¿El Diablo metió la cola? ¿Existe otra explicación, más científica? Veamos en detalle.
Fue en una noche fría
En la localidad de El Mollar, más precisamente en la zona conocida como Casas Viejas, cuatro amigos, todos mayores de 30 años de edad disfrutaban, durante una fría noche, de una calurosa fogata que armaron, acompañada de música, muy buena comida y algunas botellas de vino.
Tan bueno y grato era el momento que estaban pasando, que dos de estos coincidieron en que debían dejar un registro para toda la eternidad del agradable encuentro y por eso comenzaron a tomar varias fotos con sus respectivos celulares.
Minutos más tarde, cuando estos veían las imágenes tomadas, y que fueron compartidas en primera instancia en el grupo de whatsApp de estos amigos, algunos de ellos notaron que en el fuego se dibujaba con un notable parecido la imagen de Mefistófeles, quien parecía estar mirando a uno de los hombres, quien en eso momento sonría para la cámara de su colega.
Según reveló uno de estos más tarde, al medio El Contexto, “prendimos el fuego porque la noche estaba muy fresca, y cuando vimos esa imagen el escalofrío fue total. Quedamos paralizados”. Y reveló que el susto fue de tal magnitud que “apagamos el fuego con un baldazo de agua y nos fuimos adentro de la casa por las dudas”. Luego, confesó, aun conmovido, que ninguno de los presentes pudo continuar la velada relajados, como hasta descubrir esa imagen diabólica junto al grupo.
¿Qué se ve?
La toma en cuestión refleja el momento que los amigos compartían y muestra a uno de estos, sonriendo con una jarra de vino en la mano izquierda, mientras que a su derecha se observa una silueta con forma de cabeza y un cuerpo, que podría ser del Diablo, mientras el viento “colabora” para formar la silueta que, además asemeja estar sentada y como mirando directamente a los ojos de quien posa feliz, que más tarde indicó a la prensa: “De inmediato nos dimos cuenta que se trataba de la presencia del diablo”.
De todas maneras, especialistas en fotografías e investigadores, consultados por este suple, coincidieron que lo que se ve no es la presencia del demonio, sino más bien un típico caso de pareidolia. “Se trata de un fenómeno psicológico en el que un estímulo vago y aleatorio, que por lo general resulta ser una imagen, es percibido erróneamente como una forma reconocible”, indica la definición”.
Los consultados añadieron que este proceso suele confundirse con “ver” algo que en verdad no está frente a nuestros ojos. Así, el fenómeno, más allá de la potencial intervención demoníaca que vieron los muchachos, se resume a una simple ilusión óptica que, con ayuda de nuestra psiquis, termina en una pareidolia.
INCENDIOS DE CÓRDOBA
FOTOGRAFIÓ UNA IMAGEN: “EL DIABLO DE FUEGO”
La prensa cordobesa bautizó como “El Diablo de Fuego” a la cobertura de una imagen que parecía revelar que los devastadores incendios en la provincia mediterránea, llamativa situación que se registró durante las tareas para combatir las llamas en Las Jarillas, cuando el fotógrafo Charly Soto capturó el momento.
Este experto, que cumple funciones hace más de 25 años en medios de Córdoba y nacionales transitaba su segundo día de trabajo en la zona, muy cerca de los bomberos y allí fue testigo de cómo las poderosas bocanadas de fuego cruzaron la Ruta 34 y comenzaron a apoderarse de la otra parte del valle.
Allí Soto disparó un sinfín de capturas y al llegar a su casa “me di cuenta después, en el momento estaba enfocado en esos penachos que tienen las sierras que son hermosos y se estaban quemando. Pero cuando la vi no lo podía creer, es tan concreta la imagen” dijo al definir la “presencia” del diablo en sus fotos.
En la captura se ve un inmenso “diablo de fuego” con cuernos y un bastón en la mano. “La interpretación depende de cada uno, de su fe, de sus miedos, pero la imagen está”, expresó luego el experimentado Soto.