Paranormal: ¿Por qué aunque todo puede suceder siempre sirve investigar?
En medio de la pandemia, conocidos y desconocidos llenaron las redes sociales con sus historias de apariciones y presencias. Pero no siempre sus intenciones son buenas ni sus relatos verdaderos.
Se han visto y escuchado, en los últimos tiempos de pandemia, innumerables casos de fenómenos paranormales vividos por algunas personalidades destacadas de la política, el espectáculo, las artes y otras manifestaciones socioculturales, tanto en nuestro país como en el mundo. Para todos los gustos y de todas las formas que uno se pueda imaginar.
Sin ir demasiado lejos, en las últimas dos semanas la historia de la "presencia" del espíritu fantasmal del extinto cantautor mexicano Juan Gabriel "deambulando" en su última residencia, o los hechos relatados por la querida actriz y animadora Georgina Barbarossa, quien en su casa se comunica con su madre recientemente fallecida, son dos claros ejemplos de relatos decididamente creíbles, a partir de sobradas pruebas.
Otras historias, en cambio, que, para no generar polémicas o falsas repercusiones, mantendremos en el anonimato, suelen parecerse más a hechos surgidos de la imaginación voluptuosa de los mismos protagonistas, o bien explotadas por seres queridos que rodeaban a figuras ya desaparecidas y en el más allá, que con estos fantasiosos relatos tienen las excusas ideales para recuperar cierta notoriedad y, obviamente, captar espacios, imágenes y micrófonos en diferentes medios.
Es verdad que en el plano paranormal todo puede llegar a suceder. También es cierto que, para comprobar un hecho de este tipo de naturaleza, lo ideal es que cada denuncia fuese verificada a través de una comprobación de gente especializada, y no simplemente que se deba creer todo cuanto se dice. En principio, porque los casos de paranoia, los fenómenos de pareidolia, los miedos, la profusa imaginación, pueden jugarles malas pasadas a muchos que, en su buena fe, declaran haber vivido hechos que, si se los estudiara con los medios que los investigadores cuentan, podrían quedar desvirtuados. Por eso mismo, y aunque aquí no aplica el dicho "ver para creer", siempre la comprobación es más creíble.