Por Profesor Antonio Las Heras (*)
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En la historia de artista italiano Dante Alighieri (Durante di Alighiero degli Alighieri; tal el nombre completo del natural de Florencia) existe una tradición que, si bien no se encuentra debidamente documentada, sostiene su residencia en Francia, más precisamente en París, antes de trasladarse, definitivamente, a Rávena, donde residió hasta su fallecimiento.

Que falten testimonios escritos no debe asombrarnos, pues, como veremos, la cuestión en que se encuentra inmersa dicha estadía tiene razón de ser en el entramado de sociedades secretas muy desarrolladas por entonces en toda Europa.

Los indicios

Las pistas llevan a considerar que el reconocido florentino se encontraba de visita en París aquel 18 de marzo de 1314 cuando el último Gran Maestre de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Jerusalén, más conocidos como “los Templarios”, el francés Jacques de Molay, fue asesinado en la hoguera por orden del rey de Francia, Felipe IV, con la venia del papa Clemente V, en lo que indudablemente fue una movida del poder político-religioso de entonces.

Sin documentos

Dentro de la tradición oral que ha llegado hasta nuestros días, hay quienes afirman que el gran Dante estuvo presente en ese terrible momento que ha marcado la historia de los templarios. Es más, el poeta habría tenido la oportunidad de conocer y conversar directamente con De Molay mientras este se hallaba prisionero.

La forma simple para conseguir semejante encuentro sería la del soborno a los guardias de la prisión. Se deduce que, dado que Alighieri pertenecía a varias ordenes iniciáticas y secretas, como los Fidele d’Amore y la Fede Santa, durante la conversación el Gran Maestre transmitió, con el por entonces usual método “de la boca a la oreja”, o sea, sin que quede documento escrito alguno, una serie de conocimientos secretos.

Pero hay más. Dante fue Gran Maestre (el superior de la orden) de los Fedeli d’Amore, a la que pertenecieron destacadas figuras como Bocaccio, Cavalcanti y Petrarca. Bocaccio fue el primer biógrafo del célebre poeta y quien agregó el adjetivo de “divina” a su obra magna.

Por otro lado, Dante en varios pasajes de sus obras destaca que hay algo secreto en ellas. En su “Convivio” refiere un poema que dice: “Canción, yo creo que serán pocos/ los que tu significado bien entiendan,/ tan dura y fatigosamente lo expresas”. Y en la Divina Comedia hay un pasaje de Infierno (IX, 61-63) más que revelador a este respecto: “O voi ch’avete gl’intelleti sani,/ mirate la dottrina che s’ascende/ sotto il velame degli versi strani!”.

Mirada argentina

El doctor Jorge Francisco Ferro, especialista argentino en ordenes iniciáticas, ha sido contundente al expresar al respecto que “poco y nada se sabe de su participación en dos órdenes esotéricas derivadas directamente de los Caballeros Templarios como lo eran la Fede Santa y los Fedeli d’Amore. Según una persistente tradición, Dante fue testigo presencial de la muerte, en la hoguera, de Jacques de Molay, el último Gran Maestro de los Templarios, pues está históricamente comprobado que en la fecha de la ejecución estaba residiendo en París.

Este costado casi desconocido de la vida del gran poeta es, muy posiblemente, el de mayor trascendencia espiritual para Occidente”.

INVESTIGACIÓN DE UN EXPERTO
EL CRUCE ENTRE DOS VERDADEROS REFERENTES

Se debe considerar que el encuentro de Alighieri con De Molay bien pudo haber sido la reunión de las dos máximas autoridades de sendas órdenes espirituales y esotéricas de aquellos años.

Lo que agrega, indudablemente, mayor interés al especial acontecimiento, dado que un reconocido experto en la temática como lo fuera en el siglo XX el investigador francés Serge Hutin se refiere a Dante como “el más célebre iniciado de toda la Edad Media”.

Así mismo, el escritor explicó que el poeta “parece haber desempeñado un importante papel en las sociedades secretas de aquella época (à) fue, en particular, uno de los jefes de la Fede Santa, una orden terciaria de filiación templaria”.

Y todo está enfocado a que haya sido así. Dicho esto, cabe agregar que en La Divina Comedia se menciona a los Templarios, así como al rey Felipe IV y al papa Clemente V; estos dos últimos, en forma crítica. Y debemos agregar que algunos de los símbolos utilizados por la orden Fede Santa tienen concordancia con los usuales del templarismo.

(*) Doctor en Psicología Social, fi lósofo y escritor. Magister en Psicoanálisis. Pte. Asoc. Arg. Parapsicología y de la Asoc. Junguiana Argentina