El gran Nostradamus y sus increíbles profecías que siguen captando fanáticos
¿Qué hay de realidad en las precogniciones del francés que pareció adelantarse en el tiempo por varios siglos? El 14 de diciembre se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Michel de Nostradamus. Conocé su historia.
Por Prof. Antonio Las Heras
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El 14 de diciembre se cumplirá un nuevo aniversario de cuando, en 1503, naciera Michel de Nostradamus en Saint Remy de Provence, Francia, quien quedó en la historia por su libro Les Propheties (en español, Las Profecías), una colección de 942 cuartetas, donde, supuestamente, de manera enigmática, al estilo de las profecías, se predicen sucesos. El libro se publicó por primera vez en 1555.
Desde la perspectiva parapsicológica, este tipo de vaticinios se explican a través del fenómeno de precognición, a la que se define como "conocimiento preciso de un hecho futuro que no puede ser obtenido por razonamiento, deducción o inferencia lógica" .
En uno de estos textos precognitivos Nostradamus escribe: "Lluvia, hambre, guerra en Persia no cesados/ demasiada fe, traicionará al monarca/ allí termina lo que en Galia comenzó/ secreto, augurio para mostrarnos parcos".
De su lectura e interpretación se desprende una realidad acontecida en la segunda mitad del siglo XX. Más precisamente en 1977. Persia es lo que hoy conocemos como Irán. El monarca que creyó podía perpetuarse en el poder fue el Sha Reza Pahlevi. Galia es Francia. Allí vivía el Ayatollah Khomei mientras planeaba el inicio de su revolución. Asombroso. Pero real. Nostradamus lo supo 424 años antes de que ocurriera. En distintas ocasiones, los anuncios precognitivos de Michel de Nostredame (su nombre verdadero) se cumplieron.
Muchas otras de las estrofas permanecen indescifrables. utiliza a veces un lenguaje simbólico y misterioso, sumamente impreciso. Por ello, en algunos versos puede deducirse cualquier suceso.
Nos estamos refiriendo a un paragnosta (persona que usa con frecuencia sus dotes extrasensoriales), que aprendió a utilizar el fenómeno de precognición a través de su abuelo, Jean Saint Remy, quien fuera médico y astrólogo.
Otras no tienen precisión suficiente, aunque permiten alguna deducción. Por ejemplo, en los versos donde refiere un sacerdote, que no es romano, se convertirá en pontífice tras la muerte de un papa cuyo reinado será muy breve. Pareciera referirse a Juan Pablo I y su sucesor Juan Pablo II.
Nostradamus enseñó la técnica que utilizaba para conseguir un profundo estado alterado de consciencia que le permitiera atisbar lo porvenir. Concentraba su mirada en un recipiente lleno de agua límpida que se hallaba sostenido por un trípode de bronce. Algo parecido al uso de la bola de cristal proclamada por tantos adivinos.
Pero también sus predicciones podían surgir espontáneamente, como destellos de intuición. Así ocurrió cuando en 1556 Catalina de Medicis, esposa del rey de Francia, Enrique II, lo invitó a la corte e interrogó sobre el futuro de la familia real. Respondió que el monarca fallecería, de forma violenta, tres o cuatro años más tarde. Y agregó que lo mismo ocurriría con los hijos del noble matrimonio. Ocurrió tal como fuera predicho.
Otra vez, le llamó la atención un caballero de aquel séquito real. Y no titubeó en informar a Catalina que, esa persona un día sería rey de Francia. El joven era Enrique de Navarra, quien pasó a la historia como el rey Enrique IV. Otro acierto notable. Y también los tuvo en su juventud.
Antes de ponerse a escribir y profetizar. De viaje por Italia, se arrodilló ante un monje que pasaba por la calle. Un tal Felipe Peretti. Sólo un monje. Ante el asombro de los presentes Nostradamus afirmó: "Me arrodillo ante Vuestra Santidad". Tampoco aquí se equivocó. En 1585, ese fraile se convirtió en el Papa Sixto V.