Por Prof. Antonio Las Heras
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Mientras transitamos este comienzo del siglo XXI, comprobamos que la expectativa de vida aumenta de manera significativa década tras década y que la vida útil se mantiene en edades que nuestros padres y abuelos ni hubieran imaginado. La Organización Mundial de la Salud ( OMS) informa que la mitad de quienes nacieron desde 2010 en adelante llegarán a vivir cien años o aún más. Todo esto nos interpela sobre la posibilidad que tiene, o no, el ser humano de alcanzar una longevidad extraordinaria, y con ello surge la pregunta sobre si la muerte es un destino ineludible o si existe alguna perspectiva de que así no sea.

Para reflexionar al respecto traemos algunos párrafos de la entrevista que, en 1926, el escritor George Sylvester Vierck realizara a Sigmund Freud, el padre de la moderna psicología del inconsciente y creador del psicoanálisis. En varios momentos de la entrevista el médico vienés efectúa declaraciones en el sentido de que lo que entendemos por "muerte" bien podría ser un situación evitable. En ese caso, ¿se estarían abriendo las puertas a la eternidad? ¿Es esto posible? Ya en alguno de sus trabajos Freud hubo señalado que el hecho de que los humanos morimos bien podía ser un asunto estadístico y no, necesariamente, un destino ineludible.

Sigmund Freud, el padre de la moderna psicología del inconsciente y creador del psicoanálisis. 

Párrafos más relevantes

He aquí varias de las respuestas de Freud, que vale la pena analizar.

"Es posible que la muerte en sí no sea una necesidad biológica. Tal vez morimos porque deseamos morir. Así como el amor o el odio por una persona viven en nuestro pecho al mismo tiempo, así también toda la vida conjuga el deseo de la propia destrucción. Del mismo modo, como un pequeño elástico tiende a asumir la forma original, toda materia viva, consciente o inconscientemente, busca readquirir la completa, la absoluta inercia de la existencia inorgánica. El impulso de vida o el impulso de muerte habitan en nuestro interior". Notable. "La muerte es la compañera del amor. Ellos juntos rigen el mundo. Esto es lo que dije en mi libro ´Más allá del principio del placer´. En el comienzo del psicoanálisis se suponía que el amor tenía toda la importancia. Ahora sabemos que la muerte es igualmente relevante. Biológicamente, todo ser vivo, no importa cuán intensamente la vida arda dentro de él, ansía el Nirvana, cesar con la ´fiebre llamada vida´. El deseo puede ser encubierto por digresiones, no obstante, el objetivo último de la vida es la propia extinción", expresó.

Por último, reflexiona: "En todo ser normal, la pulsión de vida es lo bastante fuerte como para contrabalancear la pulsión de muerte pero, al final, esta resulta más intensa. Podemos entretenernos con la fantasía de que la muerte nos llega por nuestra propia voluntad. Sería más factible que no pudiéramos vencer a la muerte, porque en realidad ella es un aliado dentro de nosotros. En este sentido, puede ser justificado decir que toda muerte es un suicidio disfrazado".

POR A.L.H.