Por Prof. Antonio Las Heras (*)
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Con frecuencia los parapsicólogos recibimos consultas con respecto a lugares que parecen estar poseídos por fuerzas demoniacas. Sitios en los que, repentinamente, empiezan a suceder cosas inusuales, fuera de lugar. Muebles que se rompen de manera inexplicable.

Vajilla que se desplaza, sin que alguien la toque; a veces hasta romperse en mil pedazos al chocar violentamente contra una pared. Objetos materializados, apareciendo donde nunca antes estuvieron. Ruidos inesperados. Arrastrar de cadenas. O voces producidas por seres inidentificables. Hasta aullidos lastimeros que espantan a cualquier hora del día. Alteraciones en las cañerías de agua o gas así como interrupciones inesperadas en el suministro eléctrico, suelen ser otros de los fenómenos descriptos.

Bombitas de luz que explotan, una tras otras, sin que haya razón física aparente. Aparatos eléctricos que, de vez en vez, estallan. Piedritas, surgidas sin que se conozca de dónde, ni como, que golpean a manera de alucinante lluvia, en determinados momentos, sólo sobre precisas y repetidas partes de la vivienda. Perturbaciones en la captación de ondas de radio y televisión. Incendios iniciados espontáneamente sin causa determinable, localizados en reducidos sectores.

En algunos casos los hechos llegan a adquirir tal intensidad que, incluso, se observan varios días, figuras difusas antropomorfas, desplazándose con rápidos movimientos sin tocar el piso a la manera de las tradicionales descripciones de fantasmas. Contra lo que a priori pueda suponerse, éste tipo de acontecimientos sucede bastante a menudo aún hoy. No sólo en sitios aislados o ciudades pequeñas.

También en ciudades como Buenos Aires. ¿Qué hacer ante un caso así? ¿Cómo debe actuar alguien frente a tan inusuales sucesos? Pues sin duda solicitar la participación de un parapsicólogo es fundamental. De no tomar intervención un profesional idóneo fenómenos de esta índole pueden durar meses, intensificándose hasta causar severos trastornos en la conducta y el psiquismo de quienes habitan el lugar en que ocurren los hechos. Muy rara vez, se extinguen solos de la misma inesperada forma en que comenzaron.

Lo que hay que hacer cuando se produce un caso de psikinesis espontanea recurrente (que es así como lo denominamos en Parapsicología) es dar rápida intervención a un parapsicólogo. Cualquier otro tipo de intento de ayuda, venga de donde proviniere y por mejor intencionado que sea, no sólo resultará inútil, sino que puede provocar mayores disturbios, en visión de la parapsicología. Así, tomando los recaudos necesarios nada hay para temer.

El tipo de fuerza que desencadena este tipo de perturbaciones, que como ya se ha dicho pero preferimos subrayar, nada tiene que ver con espíritus de los muertos ni con fuerzas demoníacas, tienen su origen en factores humanos que la Parapsicología conoce y tiene los elementos para evitar su recurrencia.

Casas supuestamente embrujadas, sitios a los que se atribuye la condición de estar endemoniados, lugares que parecen encontrarse encantamientos así como aparentes posesiones enigmáticas son, apenas, algunos de los nombres que recibe popularmente lo que los parapsicólogos denominados psikinesis espontánea recurrente.

Producto de la acción del factor parapsicológico que se halla en todos los seres y que, a veces, al coincidir una serie de factores específicos provoca estos repentinos hechos que −a lo largo de la Historia de la Humanidad− han provocado tanto temor y generado tantas leyendas para explicarlos.

OPINIÓN CALIFICADA: la psikinesis espontánea recurrente



Frente al fenómeno de la denominada psikinesis espontánea recurrente (PKER) el renombrado Edvino Augusto Friderichs, sacerdote jesuita y miembro del Centro Latinoamericanos de Parapsicología creado por otro jesuita, nos referimos al famoso padre Oscar González Quevedo, afirma lo siguiente: “Ni los mismos exorcismos resuelven esta situación. Con frecuencia sólo agravan los síntomas. Es por estos que ni siquiera un sacerdote se halla en condiciones de ayudar”.

Definiciones categóricas

En ese mismo sentido, el reconocido sacerdote Friderichs, autor de varios libros sobre toda la temática parapsicológica, luego agrega que estas situaciones se deben “orientar científicamente, para así poder esclarecer que no se trata de espíritu alguno, ni demonio o alma de otro mundo.

Es un fenómeno parapsicológicoà La solución para estos casos siempre es posible, mientras se observan las normas indicadas por el parapsicólogo”.

(*) Doctor en Psicología Social, fi lósofo y escritor. Magister en Psicoanálisis. Pte. Asoc. Arg. Parapsicología y de la Asoc. Junguiana Argentina