De Paul, no aprendiste nada
Ante la derrota con Paraguay, en medio de una acalorada discusión entre los futbolistas en pleno partido, el volante de Atlético Madrid se cruzó con mediocampista guaraní, ¿fue una reacción acertada?
Desde que Lionel Scaloni asumió como entrenador del seleccionado argentino, una de las características principales del equipo nacional fue el respeto hacia los rivales y el perfil bajo del plantel, a pesar de haber ganado todo lo que disputó.
Sin embargo, siempre hay una oveja negra que desentona con el resto del rebaño. Este es el caso de Rodrigo De Paul, quien volvió a hacer ostentación de su arrogancia durante el duelo con Paraguay.
En medio de una acalorada discusión entre los futbolistas en pleno partido, el volante de Atlético Madrid se cruzó con Damián Bobadilla, mediocampista guaraní, a quien le hizo el gesto de “chiquito” mientras le mostraba el parche de campeón del mundo en la camiseta albiceleste.
No es la primera vez que De Paul demuestra una actitud de este tipo. Evidentemente, no aprendió nada de Leo Messi, su capitán y no por nada el mejor jugador del mundo, quien debió frenarlo cuando intentó cargar a Brasil en medio de los festejos por la obtención de la Copa América 2021. Un hecho desubicado que repitió tres años después, en el partido inaugural de la Copa América 2024, cuando fue el único jugador argentino que lució, adrede, su campera abierta para que se viera el parche de campeón defensor mientras se entonaba el himno nacional.
Sin dudas, la soberbia mostrada por De Paul está muy lejos de la imagen que Scaloni pretende mostrar del seleccionado argentino, que en varias ocasiones “mostró la hilacha” ante una derrota. Si no, pregúntenle al Dibu Martínez lo que le costó golpear a un camarógrafo luego de la caída ante Colombia, más allá de que haya intentado encontrarle algún tipo de justificación.
Lo que De Paul debe entender, y en esto también le cabe la responsabilidad al manejo del grupo por parte del entrenador, que el título de campeón del mundo no hay que validarlo con actitudes de potrero (eso sí es ser “chiquito”), sino jugando al fútbol y ganando en cualquier cancha, lo que, últimamente, no está consiguiendo fuera de la Argentina.