Messi, Barcelona, la plata y la política
El astro argentino dejará el club catalán tras más de dos décadas. Pero, ¿qué hay detrás de la partida del rosarino?
La salida de Lio Messi del Barcelona es un impacto importante en la economía española, pero también lo es en la política catalana. El futbolista argentino se convirtió, con su juego, en un embajador natural de los españoles y su figura rinde más dividendos con la camiseta del club que con la celeste y blanca. Pero la decisión, por lo menos hasta hoy, está tomada.
Aunque siempre puede haber marcha atrás. Es una negociación. Messi se cansó de ser el sostén económico de una entidad y que la misma lo dejara al descubierto frente a las autoridades financieras de España en varias oportunidades.
La peor fue en 2016 cuando la justicia lo condenó a 21 meses de prisión en suspenso y logró eludir las rejas tras abonar cerca de 14 millones de euros. Cada vez que había que renegociar un contrato, la disputa se centraba en cómo se pagaban los impuestos.
Aunque, claro, no era el único tema. Esta vez "La Pulga" esperó el momento y se enojó cuando supo que Barcelona pagaba un monto de 50 millones de euros por temporada y que el factor impositivo corría por su cuenta.
Jorge Messi, su padre y apoderado, se retiró de la charla. Lejos estaba aquella luna de miel que selló un acuerdo en 2017 por cuatro años de contrato (venció en junio de este año) y que a cambio se llevaba 550 millones de euros.
Lo económico, un factor clave para que Messi deje el Barsa
La plata ya no era la misma. Messi, tampoco. Algo más maduro sabe que su figura rinde dividendos políticos. Hasta recibió un mensaje del presidente de España, Pedro Sánchez para saber cómo iba la negociación con la institución.
Sánchez no es amigo del titular de la entidad, Joan Laporta, quien en más de una oportunidad se manifestó a favor de la independencia catalana, algo que al primer mandatario nunca le agradó.
El futbolista, en tanto, hace pesar sus negocios, como los tres hoteles que posee. Uno en Ibiza, uno en Mallorca y otro en Barcelona. Eso también paga impuestos. Más allá de todo, lo cierto es que el terremoto sacudió al mundo del fútbol y de los negocios. Ahora empieza otro camino.
Messi había sido tentado para declarar que Barcelona debía ser independiente y el rosarino nunca aceptó la invitación. Ahora tiene las cartas en su poder. Mientras tanto, la Liga Española de fútbol y Barcelona continúan con su disputa. Es como si Marcelo Tinelli y el presidente de Boca o River se pelear en público.
La Liga pretende un fair play financieron. Ningún club puede gastar más que lo que aportan sus ingresos. El Barsa hace años que está en rojo. Pero eso es sólo un motivo más de lucha de poder.
Javier Tebas es un férreo defensor de la derecha española y detesta cualquier movimiento independentista de Barcelona. Supo entonces que con su decisión de limpieza en los números le pagaba en el talón al club de Catalunya. Messi espera y ahora tendrá opciones. Ninguna puerta se cerró. En cualquier momento habrá novedades.
Por C. S.