Por La Chica Urbana

@ChicaCronica

Capítulo 16

Es surrealista ir caminando por las calles en tiempos de pandemia. Por el coronavirus en Argentina, donde siempre se le temió a la gente con la cara tapada, ahora se le teme a los que llevan la cara al descubierto. Se los mira raro, se les toma distancia, se les piensa mal… ¡Al fin el mundo se dio vuelta a los prejuicios!

Lo que nos protege de un virus que nos acecha, también se convirtió en un lienzo de creatividad para algunos, una forma de vida para otros y una manera de expresar pensamientos, gustos, ideologías o militancia para otros tantos.

El barbijo se convirtió en un nuevo medio de expresión en la lucha por los derechos (Crónica: Hernán Nersesian)

Ni que hablar para los que hicieron del tapabocas lo mismo que hacían con sus grandes marcas de indumentaria. Ponerles el logo y chau,  salir a venderlos al valor de un riñón. ¡Unos capos del oportunismo del mercado!

Antes lo que se quería expresar se decía en una remera. ¿Eso ya fue, pasó de moda, no va más? Ahora parece que la posta es el barbijo. ¡Lo que quiero decir te lo digo en la cara y con la cara! De frente, sin vueltas y en pocos caracteres, bien concreto.

La militancia contra los femicidios y la violencia de género también se expresa en los barbijos. (Foto: Instagram)

Esqueletos, sonrisas de payasos, risas con dientes exuberantes, con la lengua afuera, arrojando un beso. Ploteos y más ploteos desfilan por la ciudad en busca de una risa, una sorpresa o un susto.

Los superhéroes con la cara tapada ya no son tan especiales, ya no son distintos ante simples mortales como nosotros que llevamos puestos tapabocas raros para ir al trabajo o para ir a hacer un trámite. ¡Ahora todos tenemos una identidad secreta que proteger!

Hoy hasta la gran Mafalda de Quino usa su barbijo. (Crónica: Rubén Paredes)

Entrar a un banco con un pasamontañas, con un pañuelo cubriéndonos la cara o con la sonrisa diabólica de Anonymous o de La Casa de Papel ya no es sospechoso y nadie se asusta por eso.  Si por prejuicio alguien pensara que llevar la cara tapada es de delincuente, como pasaba antes, ahora tendrían que detenernos a todos. O al menos a los que cumplimos con cuidarnos para también cuidar al otro y lo usamos porque así debe ser.

De colores, con brillos, con distintos estampados, hechos a mano, dibujados, bordados… Hay modelos para todos los gustos en esta película que estamos viviendo y que parece un futuro que bien podría haber imaginado algún creador de una exitosa serie de ciencia ficción.

El barbijo, el tapabocas, el cubre boca, ese elemento que se convirtió en cotidiano, que se pierde tanto como las llaves del auto o de la casa, es también nuestra arma de expresión, de rebelión, de pensamiento. ¡Dime qué barbijo usas y te diré quién eres!

Podemos ser tan especiales como nuestros superhéroes favortitos gracias a nuestros barbijos. (Crónica: Fernando Pérez Re)

Si sos feminista, si estás de acuerdo con la interrupción del embarazo, si militás para alguna agrupación política, si trabajás para una determinada empresa, si te gusta el metal, si sos hincha de un club de fútbol o si sos fan de una marca. Desde lo más profundo hasta lo más trivial, todo se puede expresar en esos pocos centímetros de tela.

El tapabocas a muchos los convirtió en un cartel de publicidad en movimiento y a otros en un servicio de ayuda. La Línea 144 que asiste a mujeres en situación de violencia no sólo hizo los suyos con el número estampado para llamar, sino también organizó una campaña #BarbijoRojo para pedirlo en las farmacias y así también poder usarlo como una forma para pedir ayuda.

#BarbijoRojo La campaña que llevó adelante la Línea 144 en Farmacias para asistir a mujeres en situación de violencia

Algo que sólo se veía en las películas apocalípticas o futuristas, hoy lo usamos todos. Y caminamos por ahí llevándolos con naturalidad, convirtiéndolos en un accesorio más de nuestras vidas.

No tenemos la camiseta puesta de la empresa, tenemos el barbijo. No necesitamos ir gritando por la calle por nuestros derechos, lo llevamos impreso en nuestro tapabocas.

Casero, hecho en serie o industrial, nos evita tatuarnos en la frente lo que bien podemos llevar impreso en la boca.

De derecha a izquierda, el barbijo como forma de libertad de expresión. (Crónica: Nahuel Ventura)

Desde “Google tiene razón” hasta “Se va a caer” pasando por un “¡Viva Perón!”. De un polo al otro, de derecha a izquierda pero todos haciendo de la boca tapada una forma de expresión, paradójicamente.

Tiene 16 años y hace barbijos para ayudar a su barrio. La entrevista en Crónica HD.

C.U.