La chica urbana (en cuarentena): ¿Hacemos todo mal?
La segunda entrega de una serie de eventos desafortunados donde la ciudad, sus historias y sus contextos se ven desde un punto de vista diferente.
Por La Chica Urbana
@ChicaCronica
Capítulo dos
Así como usamos el casco de la moto en el codo, usamos el barbijo por debajo de la nariz. Acatamos las órdenes pero no las obedecemos. Desafiamos las normas que nos imponen, aún cuando es por nuestro propio bien. Nos molesta que nos digan qué hacer pero nos encanta decirle a los demás cómo deben comportarse. El dedito en alza para marcar al que creemos que hace las cosas mal, mientras lo tenemos aún más sucio que al que señalamos. ¿Nos encanta hacer las cosas mal?
El coronavirus está ahí, atento a atraparnos y convertirnos en uno más de sus contagiados en el mundo. Pero nos molesta hacerle frente, entonces hacemos todo a medias, por la mitad, un poquito, para que no crean que todo lo hacemos mal, para que no se den cuenta que estamos transgrediendo esas reglas que nos encanta pedir pero que no nos gusta obedecer.
Nuestro individualismo se siente atacado. Que otro nos diga qué hacer, nos hace sentir que no sabemos qué hacer. Nos sentimos libres saliendo a correr todos juntos en manada, por el mismo camino, hacia el mismo destino, aunque nunca hayamos corrido ni siquiera un colectivo. Nos sentimos inmunes al virus cuando andamos en bicicleta sin barbijo, seguramente pensaremos que el coronavirus se esfuma con la velocidad.
Cumplimos el distanciamiento social en un cajero con diez personas, todos juntos en un cubículo de diez por diez, pero el distanciamiento lo cumplimos. Tocamos todas las verduras en el supermercado porque preferimos que otro se contagie antes que llevarnos una fruta podrida. Como también le limpiamos las patas con alcohol a nuestras mascotas después de pasear, total ellos no se chupan las patas y de esa forma se desinfectan por dentro. ¡Estamos en todo!
Creemos que nos quieren dominar con el virus, que es una mentira y que el mundo entero se equivoca, entonces nos sentimos transgresores, inteligentes. Hacemos marchas a nuestro favor, eventos multitudinarios y exigimos con el poder que tenemos, que otros no se cuiden ni se hagan test, le restamos importancia, total de algo van a morir.
¿Hacemos todo mal? Hacemos todo mal, porque somos así, humanos, nos creemos más que los que saben y creemos que ese bicho que anda por ahí, nunca podrá con nosotros, aunque después tengamos que pedir disculpas porque somos un contagiado más, pero con poder. No nos importa, hasta que nos importa y entonces ya es demasiado tarde.