Tal como ocurre en cada año electoral, las horas previas al vencimiento del plazo para presentar precandidaturas a cargos ejecutivos y legislativos estuvieron cargadas de tensión por las febriles negociaciones para cerrar los acuerdos entre distintos sectores dentro de cada partido o coalición.

Se trata de una instancia normal para los dirigentes y militantes, aunque esta vez fue reflejada por los medios de comunicación con una intensidad nunca antes vista. La cobertura fue comparable a las que se hacen en las jornadas de elecciones, cuando realmente se definen las cosas.

Independientemente de esto, lo concreto es que ya están todas las listas y candidatos presentados, con lo que concluyó la primera etapa del calendario electoral a nivel nacional. Ahora arranca la carrera hacia las PASO del 13 de agosto. 

Será interesante ver en qué términos se dan las competencias internas. Si cada sector se limita a mostrarse como la propuesta más interesante o si se incluyen descalificaciones o incluso "carpetazos" hacia los rivales de la misma coalición. Hay que buscar un equilibrio entre ambas conductas, ya que exacerbar las diferencias internas bien puede causar luego un perjuicio en las elecciones generales, en lugar de -como se busca teóricamente- potenciar las chances del frente de cara a la primera vuelta de octubre.

Asimismo, seguramente se repetirá el fenómeno de cada año electoral en cuanto a la tarea parlamentaria, al menos a nivel nacional. Con muchos diputados y senadores haciendo campaña para reelegir en sus bancas o para buscar otros cargos, o bien para respaldar a otros dirigentes si es que ellos no son candidatos en este turno, prácticamente no habrá sesiones en ambas cámaras.

De todos modos, cabe reconocer que ya desde fines de 2021, ante la paridad de fuerzas entre el oficialismo y la principal coalición opositora (Juntos por el Cambio) y que ninguno tiene quórum propio, prácticamente está trabado todo proyecto de ley que no tenga un abrumador consenso.

Mientras tanto, millones de argentinos siguen llevando adelante sus vidas, con las mismas dificultades de siempre y relativa expectativa de lo que pueda llegar a cambiar a partir del próximo 10 de diciembre, cuando Alberto Fernández le entregue la banda a un nuevo presidente o presidenta.