Una estadounidense fue a jugar varias veces a la lotería con el fin de algún día obtener una considerable suma que la transformara en una persona con un gran caudal financiero. Por años dejó todo por conseguir que ese sueño se hiciera realidad, hasta que las vueltas del destino la ayudaron a triunfar, no una sino dos veces. Así, se rodeaba con gente que no contribuía a proteger su bienestar, por lo que tuvo que despedirse de todo lo obtenido y su vida se volvió una pesadilla.

Mucha gente apuesta su dinero en los juegos de azar con el propósito de transformarse algún día en millonarios, sin embargo, no todos los afortunados que logran sacar los grandes pozos saben como cuidar sus ganancias y en muchas ocasiones terminan perdiéndolas al tomar malas decisiones o derrochar de manera desfavorable sus billetes. 

Este último fue el caso de Evelyn Adams, una habitante de Nueva Jersey que luego de ganar dos pozos gordos de la lotería y convertirse en una persona rica, empezó a seguir caminos de desperdicio que la llevaron a desechar todas sus fortunas. 

Ganó dos veces la lotería, pero perdió todo por sus malas decisiones

Evelyn Adams ganó dos veces la lotería pero perdió todo y se quedó en la ruina por sus malas decisiones
Evelyn Adams ganó dos veces la lotería, pero perdió todo (Gentileza: Dan Cronin/NY Daily News Archive vía Getty Images)

La mujer venía desde el año 1971 gastando 20 libras semanales en billetes de lotería con la ilusión de que algún día sería millonaria, mientras dedicaba su tiempo al trabajo en una tienda. Todos sus esfuerzos dieron sus frutos, pues ganó 3,1 millones de libras con un billete y cuatro meses después 1.1 millones de libras con otro ticket. 

No obstante, la flamante ganadora vio frente a sus ojos como su dinero se iba desvaneciendo: “No podía ir a ningún sitio sin que me reconocieran. Me conocían”, relató Adams y aseguró que comenzó gastando sus cheques para pagar facturas y crear un fondo para la universidad de su hija. También se compró un vehículo nuevo e invirtió en cosas necesarias para su cotidianeidad. 

Así, una mala decisión empresarial que eligió, mezclada con sus graves problemas de adicción con el juego, hicieron que terminara de perder por completo el control de sus ganancias y que a fin de cuentas acabara en la indigencia viviendo en una casa de remolque: “ganar la lotería no siempre es lo que parece”, sostuvo la apostadora. 

Luego añadió: “Gané el sueño americano, pero también lo perdí. Fue una caída muy dura. Se llama tocar fondo. La mayor parte de mi familia se portó genial, pero algunos de mis parientes se enfadaron porque tenía tanto”.

Sus malas compañías tampoco contribuyeron mucho a que ella pudiera salir de sus encrucijadas y cuidar un poco más su dinero: “Todo el mundo quería mi dinero. Todo el mundo me tendía la mano. Nunca aprendí una simple palabra en inglés: ‘no’. Ojalá pudiera volver a hacerlo. Ahora sería mucho más inteligente. No solté un millón de dólares, pero era mucho dinero”, concluyó.