Si bien pasaron 35 años de la tragedia de Chernobyl, en la cual se registraron muertos y una zona deshabitada por el escape radioactivo, la situación parace nunca más volver a la normalidad, ya que un estudio reveló que los animales cambiaron su comportamiento tradicional y adquirieron un instinto de "salvajes" al no contar con influencia humana.

Por ejemplo, las vacas abandonadas en la zona de exclusión de Chernobyl adoptaron la organización y el comportamiento de animales salvajes, y al comienzo todo indicaba que era algo casual pero lo últimos estudios realizados en Ucrania confirmaron esta tendencia de los animales.

Luego de la explosión nuclear que tuvo lugar en el año 1986 en esa región de Rusia, la zona quedó deshabitada, aunque captó la atención de un gran público por los sucesos ocurridos.

En este sentido, a principios de enero, empleados de la Reserva de Radiación y Biosfera Ecológica de Chernobyl publicaron en Facebook una anotación en la que explicaban algunos detalles de la vida y costumbres de estos bovinos que viven de manera silvestre, tras su distancia con los humanos.

Algunas de las afirmaciones de los guardas forestales generaron descontento en algunos biólogos y ecólogos debido a la supuesta falta de rigor científico del apunte en esta red social.

“La manada de ganado salvaje observada en Chernobyl es internamente diferente de una manada rural ordinaria: está estructurada, tiene unidad, actúa siempre de forma coherente. La manada cuida más cuidadosamente de los individuos jóvenes. Los terneros, a su vez, eligen el lugar más seguro de la manada entre un macho adulto y las vacas”, señalan tanto el apunte de Facebook como el artículo de la agencia de ese país.

Resultados del trabajo

Tras examinar la vida de un conjunto de vacas salvajes durante tres años, los biólogos que trabajan en la zona notaron que estos animales comenzaron a comportarse de manera similar a animales salvajes.

El macho dominante, el más viejo y fuerte, no expulsa a los machos jóvenes, sino que los mantiene en grupo para protegerlos de los depredadores, siempre y cuando no disputen su liderazgo.