Investigadores de Estados Unidos recopilaron datos de 75 estudios científicos sobre el pene, realizados en los últimos 80 años, y arribaron a una conclusión: el tamaño de este órgano masculino creció en promedio un 24%.

Científicos de la Universidad de Stanford estimaron que el crecimiento se debe a la exposición a productos químicos, como pesticidas y artículos de higiene, que interactúan con los sistemas hormonales.

El estudio se basó en 75 publicaciones científicas que midieron el pene a 55.761 hombres entre 1942 y 2021. Estas investigaciones revelaron que el pene se alargó especialmente en las últimas tres décadas y pasó de 12,1 a 15,24 centímetros en promedio.

La investigación fue publicada en The World Journal of Men's Health, donde se señala que las exposiciones ambientales, contaminantes, e incluso el incremento de los estilos de vida sedentarios, serían los causantes del crecimiento.

Michael Eisenberg, líder de este nuevo estudio aseguró que “el aumento ocurrió en un período de tiempo relativamente corto. Cualquier cambio general en el desarrollo es preocupante, porque nuestro sistema reproductivo es una de las piezas más importantes de la biología humana”.

Si estamos viendo un cambio tan rápido, significa que algo poderoso le está sucediendo a nuestros cuerpos”, explicó el científico de Stanford. En este sentido, advirtió: “Estas sustancias químicas disruptoras endocrinas existen en nuestro medioambiente y en nuestra dieta”.

Los investigadores detectaron además una disminución del recuento de espermatozoides de hasta un 59% entre 1973 y 2011. Lo mismo ocurrió con los niveles de testosterona.

“También se registran tasas más altas de defectos de nacimiento congénitos masculinos, como hipospadias, donde la abertura de la uretra no está en la punta del pene, o criptorquidia, una patología en la cual los testículos no descienden correctamente", indicó Eisenberg.

“A medida que cambiamos la constitución de nuestro cuerpo, eso también afecta nuestro entorno hormonal. La exposición química también se ha postulado como una causa de que los niños y las niñas entren antes en la pubertad, lo que puede afectar el desarrollo genital”, añadió.

El próximo gran paso -señaló el científico- es observar otras poblaciones de pacientes, como la población pediátrica, para ver si hay cambios similares. “Así como medimos la altura y el peso todos los años en los EE. UU., esto es algo más que podríamos medir de manera sistemática, porque puede convertirse en un indicador temprano de los cambios en el desarrollo humano", continuó explicando Eisenberg.

La recopilación de datos sobre factores de estilo de vida o exposiciones ambientales, podrían ayudar a entender por qué están ocurriendo estos cambios. Por último, el investigador añadió que es importante analizar si se están produciendo cambios similares en los órganos reproductivos de las mujeres.