El cohete chino "Long March 5B" está completamente fuera de control y podría ocasionar una lluvia de escombros en algún lugar del planeta, cuando vuelva a entrar en la atmósfera el próximo fin de semana. Por el momento, se desconoce el lugar aproximado en donde podría precipitarse.

El portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, Mike Howard, informó que el Comando Espacial "está al tanto y rastrea la ubicación del Long March 5B en el espacio, pero su punto exacto de entrada a la atmósfera de la Tierra no se puede identificar hasta unas horas antes de su reentrada, que se espera que se produzca alrededor del 8 de mayo".

Y agregó: "Hasta entonces, el 18º Escuadrón de Control Espacial ofrecerá actualizaciones diarias de la ubicación del cuerpo del cohete en www.space-track.org", indicó el comunicado.

El lanzamiento del Long March 5B fue el pasado 28 de abril. La aeronave puso en órbita con éxito el módulo central Tianhe. Sin embargo, el cohete chino (de aproximadamente 30 metros de largo y 5 metros de diámetro) también alcanzó velocidad orbital en lugar de caer en un área predeterminada.

Esto ocasionó que se quedara sin la posibilidad de reiniciar sus motores. Es por ello, que el cuerpo central de la misma será arrastrado hacia la Tierra al aumentar las colisiones con moléculas en la atmósfera.

Las fluctuaciones atmosféricas y otras variables como la alta velocidad, hacen que sea complicado para el Petágono definir con claridad cuál será exactamente el lugar dónde volverá a entrar en la atmósfera. Además, tampoco se puede predecir cuándo será el reingreso, al menos hasta unas horas antes del evento.

Normalmente estas maniobras se consiguen controlar para que en la reentrada se queme todo el material posible o para que caiga en áreas despobladas. El problema es que el Long March 5B está cayendo sin control.

Los cálculos de los expertos rusos indican una ventana de reentrada de las 21 del próximo viernes 7 a las 16 del domingo 9. Estiman que en los próximos días podrían tener una predicción más certera.

¿Dónde podría caer? Los expertos estiman que hay pocos lugares del planeta con la certeza de que no se verán afectados: podría estrellarse en toda la franja del planeta entre el norte de España, Nueva York o Beijing, y el sur de Chile y Nueva Zelanda.