En  Nueva Zelanda, un joven pescador local identificado como Jahmon Wilson, fue víctima del pánico tras atrapar un majestuoso "pez rey". Nunca imaginó lo que ocurriría minutos después. 

Wilson estaba a la intemperie, con traje de neopreno y rifle de pesca, y acababa de terminar una excelente captura, pero el olor a sangre del pez recién atravesado por el arpón atrajo a los demás tiburones. En ese momento estalló el pánico. Unos pescadores vieron a los escuelos que se acercaban sigilosamente y advirtieron a Wilson, que no tuvo tiempo a defenderse: un gran tiburón toro intentó atacarlo varias veces a muy poca distancia de su pecho.

Evidentemente, la intención del tiburón era morder a la presa, y no al pescador, pero había un gran riesgo de que perdiese de vista su objetivo y arrasara con alguna de las extremidades del joven. Solo unos pocos milímetros de distancia permitieron que las manos de Wilson no fueran devoradas de un bocado por el gran depredador del océano.

El tiburón, tras dar los primeros mordiscos, se alejó arrastrando al chico por más de veinte metros y haciéndolo desaparecer de la vista de los demás pescadores. Afortunadamente, poco después, el joven reapareció solo sin daños graves tras conseguir soltarse de lo que esos tiburones habían elegido como su almuerzo, por mucho que lo hubiese pescado él.

Toda la terrorífica secuencia fue filmada por la propia GoPro que Wilson llevaba colgada para cabtar sus hazañas como pescador semiprofesional. Así fue que el vídeo fue subido donde obtuvo decenas de miles de visitas, y la noticia salió tanto en periódicos locales como en los internacionales, ya que la escena es aterradora y fascinante a la vez.