Sudán aprobó en una primera instancia la penalización de la mutilación de genitales femeninos con tres años de cárcel. Según las Naciones Unidas, el 87 por ciento de las mujeres de ese país fueron víctimas de esa práctica.

Si bien es un paso histórico  para el derecho de las mujeres, todavía se sigue practicando en 29 países de África y Medio Oriente. Además, 24 tienen legislaciones al respecto pero no se respetan.

La ley en Sudán ya fue aprobada por los ministerios y aún debe ser aprobada por el dictador Omar al-Bashir. Los líderes de la campaña se encuentran confiados y dicen que la aprobación sentará un precedente en relación al futuro del país.

La Mutilación Genital Femenina (MGF) es una práctica que niñas y mujeres sufren en algún momento de sus vidas entre la lactancia y la adolescencia y ocasionalmente en la edad adulta y se calcula que cada año más de tres millones de niñas están en riesgo de ser víctimas.

"Ni circuncisión femenina, ni ablación, ni extirpación, para nosotros es una mutilación y es una violación a los derechos humanos de las niñas y las mujeres", dijo Berhanu Legesse, experto en género del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).

La MGF está dividida en cuatro tipos: la denominada clitoridectomía (una resección parcial o total del clítoris o solo su prepucio); la resección parcial o total del clítoris y labios menores; el estrechamiento de la abertura vaginal que se sella al cortar los labios mayores cosiéndolos; y la perforación, incisión, raspado o cauterización de toda la zona genital.


Las múltiples causas que circundan la ablación -higiénicas, estéticas, sanitarias, socioeconómicas- remiten, en definitiva, a una profunda desigualdad de género, relevó un el un informe de 2019 realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).

Esta desigualdad es la que lleva a las mujeres a carecer de acceso a la educación y de contención social para insertarse en el sistema laboral, y las convierte en dependientes.

Sobre estas imposiciones patriarcales se ciernen valoraciones estéticas, postulaciones supuestamente higiénicas y la superchería de que con los órganos sexuales mutilados, los hombres se asegurarán de la virginidad prematrimonial de "sus" mujeres y posterior fidelidad.

Nada más lejos de esto, la MGF aumenta los riesgos de hemorragias e inflamación de los tejidos genitales, genera infecciones como el tétanos, problemas urinarios, estado de shock seguido de muerte, aumenta el riesgo de complicaciones de parto y de mortalidad neonatal y, sobre todo, trastornos psicológicos, resumió el documento.