Sobrevivió a la bomba con la que sus papas se suicidaron y llegó a los Juegos Paralímpicos
Haven Shepherd tenía 16 meses cuando por la gracia de Dios sobrevivió a un suicidio familiar. Hoy es una de las figuras de Tokio 2020, y el claro ejemplo de que lo que no te mata te hace más fuerte.
Haven Shepherd es la nadadora estrella de los Juegos Paralímpicos que esconde una apasionante y milagrosa historia. Nació en Vietnam el 10 de marzo de 2003, y su nombre original era Đỗ Thị Thúy Phương, pero un caso de fuerza mayor le dio el nombre que tiene hoy. Todo comenzó cuando tenía 16 meses y su padre detonó una bomba en su propia casa, a la que se había encadenado él, su esposa, y ella de bebé.
Su padre planificó el suicidio por un conflicto matrimonial y ambos adultos volaron por los aires. Pero Haven tuvo un Dios aparte. Sí salió volando, pero sobrevivió a la explosión. Las consecuencias fueron quemaduras de alto grado que la llevaron a amputarse las piernas por debajo de la rodilla. Hoy representa a los Estados Unidos en los Juegos Paralímpicos y su historia es la inspiración no solo de los competidores sino del público entero.
En noviembre de 2004, dos meses después de la muerte de sus padres, Haven fue adoptada por Shelly y Rob Shepherd, una pareja de Missouri, quienes le pusieron el nombre que hoy lleva y la alentaron a cumplir los propósitos que se pusiera en la vida. La joven ya cursa sus estudios universitarios, dedicó gran parte de su vida a la natación y Tokio 2020 le tocó la puerta. Allí competirá en los 100 metros espalda y mostrará sus habilidades.
"Les estoy muy agradecida por haberme salvado. Mis padres me dieron el mundo", reconoce Haven. En la casa de los Shepherd ha ganado una sana familia a la cual según ella, les debe todo. Allí se ha criado junto con cuatro hermanas mayores y dos hermanos. "Siempre he bromeado con mis hermanos diciendo que soy la niña milagro, soy la favorita de mamá y papá", dice entre risas.
"Siempre hay que mirar lo positivo de la vida: sé que tuve una circunstancia muy mala, pero salí y tuve esa segunda oportunidad. He aceptado ser única y eso ha marcado la diferencia en mi vida. Acepta las cosas que no puedes cambiar y cambia las cosas que puedes", dice a modo de filosofía de vida.
Hoy colabora con fundaciones que tratan de educar a los niños en el respeto y trata de normalizar el deporte adaptado. "Sólo quiero mostrar a la gente que las personas con discapacidad somos como los demás. Los deportistas paralímpicos son atletas de alto nivel que casualmente tienen algún tipo de discapacidad física", dice con convicción. Su ídolo es la también nadadora estadounidense paralímpica Jessica Long, 13 veces campeona paralímpica de natación y, como ella, doble amputada.
También es modelo y practica CrossFit
Además de ser un pez en el agua, en sus entrenamientos también incluye el CrossFit. Por ende, se decidió a competir también en ese rubro. "Mis objetivos aquí (en Tokio) son ser yo misma y divertirme", dice. "No voy a venir con grandes expectativas sobre mí misma, porque si te pones expectativas tan altas siempre te vas a decepcionar", reflexiona.
Como si fuera poco, el deporte y sus estudios universitarios no son sus únicas aristas. También es modelo y su hobby es la pintura, por lo que se dedica a inspirar a otros que quieran dedicarse a esto, en un mundo donde se hace culto al cuerpo perfecto y a la imagen.
La nadadora ha trabajado para firmas de moda como Tommy Hilfiger. "Ahí me di cuenta de que el cuerpo perfecto no existe; sólo un puñado de personas tienen este tipo de cuerpo y este estilo de vida", explica. "Si miras a tu alrededor, todos tenemos pequeños golpes y moratones y todos somos imperfectos", reflexiona.