Pidió un bife de lomo, sospechó que lo estafaban y usó una ingeniosa táctica para escrachar al restaurante
Se trata de un joven comensal que fue a festejar su cumpleaños en una famosa parrilla y se había equipado con un insólito artefacto, porque ya había tenido malas experiencias en ese establecimiento gastronómico.
Una situación insólita tuvo lugar en una famosa cadena de restaurantes y parrillas de Texas, Estados Unidos, cuando un joven de 22 años pidió un solomillo de 170 gramos, pero al verlo en el plato sospechó que la carne era muy pequeña para alcanzar ese peso. Para corroborar cuánto pesaba el pedazo de cerdo, el joven de 22 años, llamado Antonio Chacón, dijo que regresaba en un momento, fue a su auto y sacó del baúl una pequeña balanza. Tras colocar el aparato en la mesa, a vista de todos pesó el famoso solomillo de 170 gramos y quedó en estado de shock.
“Era mi cumpleaños, había ido con mi mamá, papá, novia y mis hermanos y mis dos hijastras. Pedí las costillas y el bistec. Compré un bistec de 170 gramos y cuando lo trajeron, se veía muy pequeño. Eso me enojó”, explicó Chacón en su cuenta de Twitter sobre su visita a Texas Roadhouse, la cadena de restaurantes especializada en platos con carne y parrilladas.
Se trata de un local gastronómico norteamericano que es famoso por sus platos de parrilla y, sobre todo, por sus medallones de lomo de cerdo, ya que los cocinan como en ningún otro sitio en ese estado "yanqui". Cuando el mozo puso el solomillo sobre la mesa, la cara de feliz cumpleaños de Antonio pasó a la de amargura total.
“Parecía una porción para niños”, subrayó el hambriento comensal al recibir su plato de costillas y bistec acompañados de papas fritas y puré de papas. Fue en ese momento decidió sacar su balanza y pesar el bife.
Cuando vio que el lomo sólo pesaba 100 gramos, en vez de 170, como decía la carta, a Antonio le agarró un ataque de cólera, por lo que decidió compartir su mala experiencia en las redes sociales. Tras la indignación popular, muchos internautas aplaudieron su “acto de Justicia”. Sin embargo, otros dijeron que lo que había hecho estaba mal, ya que le hizo "sudar la gota gorda" al mozo, quien eventualmente no tenía la culpa.
Pese a que los camareros le pidieron disculpas en nombre de la administración, el joven no podía salir del estado de shock y cólera, ya que explicó que no era la primera vez que iba a esa parrillada y que se llevaba tamaña desilusión. De ahí se explica el por qué este cliente llevaba una balanza en su auto.
Los mozos le ofrecieron servirle un nuevo plato con una porción más generosa, pero el muchacho tomó sus pertenencias y se fue muy enojado del restaurante.