La fatalidad se cobró la vida de un hombre de 30 años en la ciudad uruguaya de Montevideo, cuando este tropezó con un escalón y cayó sobre una hilera de “pinches” de acero que estaba en la fachada de un local, y aunque la víctima fue llevada de urgencia a un hospital cercano, finalmente falleció por la gravedad de las heridas.

Fuentes uruguayas señalaron que el accidente se produjo en la esquina de las calles Héctor Gutiérrez Ruiz y Durazno, en el Barrio Sur, cerca del Cementerio Central, mientras el hombre paseaba con su familia. 

Aunque esto ocurrió en el mes de octubre y se desconoce la identidad del hombre, no se supo de forma pública, sino hasta ahora, debido a que la alcaldesa Silvana Pissano informó sobre el hecho durante una sesión del Consejo del Municipio B.

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A raíz del siniestro, en los barrios Centro, Barrio Sur, Ciudad Vieja, Cordón, Palermo, Parque Rodó y Tres Cruces, que conforman ese municipio de Montevideo, se abrió una discusión pública sobre el diseño del espacio urbano y las medidas de seguridad que están tomando algunos vecinos. 

Tras la publicación de una nota de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM), en la que se pidió el relevamiento de edificios y casas céntricas en las que haya objetos punzantes en el suelo, se les exigió a los dueños que retiren estos elementos.

Se interpreta que este tipo de objetos, como los “pinchos” o púas de acero, son puestos por los vecinos para evitar que las personas pasen la noche frente a sus fachadas, o que, puedan sentarse a descansar o conversar. 

Sin embargo, se resolvió que si los dueños no retiran las piezas de esos espacios, el municipio podrá hacerlo de oficio. “Se debe aprobar una norma sobre la utilización de esos elementos. Hay que pensar la ciudad para personas de 8 a 80 años y dar garantías a todos”, dijo la alcaldesa Silvana Pissano a El País de Uruguay.

¿Qué es la arquitectura hostil?

En Creating Defensible Space, el arquitecto Oscar Newman planteó que la arquitectura hostil abarca una serie de estrategias de diseño urbano en la que se integran elementos arquitectónicos y urbanísticos, con la intención de influir en el comportamiento humano y condicionar algunas prácticas no deseadas en el espacio público.

Según información de la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT de Uruguay, la arquitectura hostil es reconocible por las siguientes características: divisiones antidurmientes en bancos públicos, elementos punzantes o ásperos en las superficies, reproductores de sonidos incómodos, vallado y cercado antiinvasores, asientos con divisiones o apoyabrazos incómodos y mala iluminación.

La historia de la arquitectura hostil se remonta al menos hasta las décadas de 1950 y 1960, cuando surgieron ideas relacionadas con incentivar la segregación y el control social a través del diseño del espacio público, pero esta práctica fue cuestionada por el impacto que tenía en la inclusión social y la calidad de las personas.

Esto propició que su auge se contuviera y de hecho, sus críticos proponen que lo ideal es diseñar y construir espacios en los que converjan enfoques distintos, participativos, inclusivos y que no suponga un peligro para los ciudadanos.