Papa Francisco: "Valoremos a nuestros abuelos y mayores, no los decepcionemos"
El Pontífice pidió una valoración por los mayores que "necesitan más tiempo, escucha y atención". El Santo Padre continúa su travesía por Canada pidiendo perdón a las comunidades indígenas victimas de abusos y maltratos.
En el marco del "viaje de penitencia" en Canadá, el Papa Francisco encabezó la ceremonia de perdón a la comunidad indígena tras los maltratos ocasionados por la Iglesia Católica en el siglo XX, e hizo mención especial a la fecha especial por el Dia del los Abuelos. En la misa de Edmonton, exigió que "no se repita la historia" de maltratos, pidió que "no se juzguen" a las personas mayores por su condición productiva y deseó "un futuro mejor sin diferencias". El Sumo Pontífice continúa con cuidados extremos de salud, a sus 85 años de edad. Por más que las dolencias siguen presentes en su rodilla derecha, lo cual obligó a poner un limite en su agenda , el Santo Padre continuará su travesía de visitas con ayuda de su bastón y silla de ruedas, a pesar de las exigencias que implica un viaje de más de 20.000 km.
En el segundo día de los seis que durará la travesía en tierras canadienses, la máxima figura de la cristiandad enfocó su discurso en la Jornada Mundial de los Ancianos, fecha que se conmemora en el día de hoy, destacando "la importancia espiritual de honrar a nuestros abuelos y mayores, de sacar provecho de su presencia para construir un futuro mejor".
Con una multitud que colmó las gradas del Estadio Commonwealth de Edmonton, los 50.000 presentes escucharon el alegato del Padre Santo, que consistió en el pedido explicito de una valoración especial a las personas mayores, exigiendo "que no se juzgue a las personas solo por lo que producen" y que no sean "descartados" solo porque "funcionalmente no son necesarios".
"Necesitamos un futuro que no sea indiferente hacia quienes, ya adelante con la edad, necesitan más tiempo, escucha y atención", agregó Bergoglio en su sermón al aire libre ante la atenta mirada de sus fieles y a quienes les imploró que entre todos les facilite a los mayores "un futuro más justo, más fraternal y más solidario". "Ahora, nos toca a nosotros no decepcionarlos", sentenció.
Párrafo aparte, el Papa Francisco retomó el pedido de perdón, en nombre de la Iglesia Católica, hacia todas las victimas indígenas de las escuelas residenciales que sufrieron abusos por parte de los lideres de la cristiandad y miembros del Estado canadiense entre los años 1883 y 1996 , todos cómplices de los actos atroces. En esa línea, exigió un pedido rotundo de "no repetir la historia de violencia y marginación que sufren nuestros hermanos y hermanas indígenas".¿Cómo sigue la agenda del Papa Francisco en Canadá?
El "viaje de penitencia" seguirá con su presencia en el tradicional peregrinaje al Lago Santa Ana, donde cientos de fieles se remojan en aguas "sagradas", según relatan los creyentes norteamericanos. En ese lugar, bendecirá la famosa laguna que antes de la pandemia contó con más de 40.000 concurrentes
Todos los años, miles de fieles recorren kilómetros hacia el Lago Santa Ana en búsqueda de su paz interior, reconocido como un símbolo milagroso por las comunidades indígenas de la región, quienes adoptaron la creencia de sus antepasados por adquirir propiedades de "sanación" y curación".
La albufera sufrió modificaciones en su denominación a lo largo de los años, adaptando el nombre con el cual se lo reconoce en la actualidad en honor a la madre de la virgen María, según la tradición cristiana.
Testigos del lugar confiaron que el lago posee un fuerte poder de curación, y por esa razón cientos de los fieles creyentes de la tradición se zambullen en sus aguas con la finalidad "de sanar todos los dolores físicos, mentales y espirituales"
Luego de la visita al lago milagroso, el Papa Francisco continuará su recorrido hacia Québec para reunirse con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. Además, dialogará con autoridades y representantes de las comunidades indígenas de la región, en continuidad con el pedido de disculpas, o "perdón monumental", tal como calificó el político y una de las voces predominantes de la colectividad aborigen canadiense, Phil Fontaine.