Myanmar: una monja enfrentó cara a cara a soldados para que "no maten a los chicos"
Mientras el país se debate en una crisis social que dejó varios muertos, heridos y detenidos en diversas regiones, la imagen de una religiosa arrodillada con sus brazos abiertos frente a los efectivos armados se volvió viral en las últimas horas.
La monja Ann Rose Nu Twang se volvió viral en Myanmar por una imagen fuerte, en la que se la ve arrodillada frente a un grupo de policías, con los brazos extendidos en cruz, en medio de la represión de las manifestaciones contra el golpe de Estado. Según dijo, les pidió que "no dispararan porque había chicos en la zona".
Lo cierto es que dos policías hicieron lo mismo, juntando sus manos en señal de respeto. Otros, en cambio, permanecieron indiferentes. Las imágenes fueron difundidas por un medio local de Myitkyina, ciudad del norte del país y escenario habitual de manifestaciones desde el golpe que derrocó al gobierno civil de Aung San Suu Kyi, el pasado 1 de febrero.
El acto de valentía de Nu Twang fue muy compartido en las redes sociales del país, mayoritariamente budista y no era la primera vez que lo realizaba. El 28 de febrero, la religiosa de 45 años ya se había distinguido al ponerse de rodillas frente a las fuerzas de seguridad en lo que muchos definieron como un “momento Tiananmen”, en alusión al hombre que detuvo un tanque en la Plaza Tiananmen durante la protesta de los estudiantes chinos en Pekín en 1989.
Cabe destacar, que el lunes 8 de marzo, al menos tres manifestantes murieron en la zona. No se sabe con certeza de dónde procedían los tiros, pero la policía y el ejército no dudaron en usar munición real desde que empezó la insurrección pacífica contra el golpe.
La policía y el ejército lanzaron gas lacrimógeno y granadas aturdidoras contra la multitud, que levantó barricadas con chapas. En medio de los incidentes, sor Ann Rose se acercó a las fuerzas de seguridad.
“Les dije que no queríamos que la gente tuviera problemas y les dije que no podía irme. Les dije que no puedo irme si ellos no se van. Les dije: ustedes váyanse primero. Les supliqué que no dispararan contra los niños, que en lugar de ello me mataran a mí. Levanté las manos en señal de perdón”, contó la monja a la agencia de noticias AFP.
“Fue un momento de pánico. Estaba en medio y no podía hacer nada”, explicó, aunque aseguró que ella “no tenía miedo”.
Otras dos monjas llegaron para apoyarla. “Paren, están torturando y matando a gente. Es por eso que la gente está enojada y se manifiesta”, lanzó una de ellas.
Pero, no muy lejos de allí, otro grupo de policías empezó a disparar, recordó. Unas imágenes divulgadas por redes sociales muestran a manifestantes inmóviles y cubiertos de sangre, uno de ellos con la cabeza medio arrancada.
Al menos 60 civiles murieron desde el golpe y más de 1.800 fueron detenidos, según la Asociación de asistencia a los presos políticos. Los medios del estado niegan cualquier implicación de la policía o del ejército en la muerte de civiles, y aseguran que las fuerzas de seguridad deben “contener los disturbios tal y como dicta la ley”.