Este domingo se conoció de la muerte de Judy, la chimpancé más anciana de toda Europa. Con 49 años, la mamífera nacida en 1972 llegó al Parque Naturaleza Viva de la ciudad italiana de Bussolengo para formar una colonia histórica, compuesta de once integrantes que la acompañaron hasta sus últimos momentos. 

La noticia llegó desde la provincia de Verona con una triste nota: "A las 9.32, Judy cerró los ojos y se durmió para siempre". Ocho veces madre y abuela, el rol social que jugó Judy en el grupo lo atestigua la reacción de sus compañeros ante su muerte, captada por cámaras de vigilancia y relatada por los encargados del parque:

Judy había amanecido más temprano que el resto de sus compañeros y tras desayunar se acostó un rato al sol, informó la agencia de noticias ANSA. Luego de dar un paseo junto a Davidino, el macho dominante de la manada, la chimpancé se acostó por última vez debajo de su arbol preferido.

Cuando se percató que la matriarca no se estaba moviendo, Tommy, su compañero de la vida, se acercó a su cuerpo e intentó sacudirla despierta. Ante los enfáticos movimientos el resto de la colonia se acercó, creyendo que se trataba de un ataque e intentando separar a Tommy de Judy. El macho solo tomó a la anciana de la pierna y la llevó hacia una de las cuevas de la reserva, lejos de la mirada de todos.

Judy fue madre y abuela en la histórica colonia de chimpancés, famosa por su tamaño.

Cuando los responsables del parque se percataron del extraño comportamiento del mono, se acercaron y descubrieron la triste noticia. De inmediato, un guardián organizó un regreso de emergencia de todos los chimpancés a los pasillos internos, donde el propio Tommy, una vez más, tiraba de Judy sin soltarla.

Caterina Spiezio, jefa del sector de investigación y conservación del parque, compartió que la edad ya había comenzado a hacer efecto sobre la chimpancé, quien dependía de su oído para reconocer a los encargados del parque: "Su avanzada edad había puesto progresivamente a prueba su vista y su forma de mirarnos después de reconocer la voz, entrecerrando los ojos un poco para reconocernos mejor", recordó.

Judy pertenecía a una especie bajo amenaza de extinción en Africa ecuatorial, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y a una de las subespecies menos representadas en los parques zoológicos de Europa. Su contribución fue preciosa en vida y lo será incluso después de su muerte: su herencia genética será perpetuada por Valentina, su hija y por Giuditta, su sobrina.