Desde que comenzaron a conocerse y a aumentar los casos contagios de coronavirus alrededor del mundo, muchas historias de solidaridad y altruísmo irrumpieron mediáticamente para bien. Sin embargo, otras tantas que dejan entrever el egoísmo latente en gran parte de la sociedad tomaron una singular notoriedad.

Es el caso de Rodney Baker, de 55 años, millonario empresario canadiense de la industria del juego, y su esposa, Ekaterina Baker (32), actriz, quienes se hicieron pasar por miembros de una tribu indígena cercana a los límites con Alaska, para recibir la vacuna que previene el virus Covid-19.

Según precisó Yukon News, los Baker viajaron desde Vancouver hacia Whitehorse (capital del territorio del Yukón) el 20 de enero. Dos días después, pagaron los servicios de un chárter para aterrizar, 540 kilómetros después, en Beaver Creek, una comunidad de un centenar de personas, en su mayoría de origen autóctono. 

El Gobierno de Justin Trudeau se comprometió a reservar una módica cantidad de vacunas para destinarlas a poblaciones indígenas ubicadas en zonas remotas. En el caso de Beaver Creek, una clínica móvil comenzó el 18 de enero a administrar el antígeno desarrollado por el laboratorio Moderna.

Rodney y Ekaterina Baker recibieron las dosis alegando ser trabajadores de un hotel de la zona. Mostraron al personal sanitario credenciales de seguro médico de las provincias de Ontario y Columbia Británica, afirmando que residirían poco tiempo en el Yukón. “Las personas que viven y trabajan en el territorio no necesitan una identificación del Yukón para vacunarse; el Gobierno había anunciado que se aceptarían credenciales de seguro médico de otras jurisdicciones si estos individuos son residentes en el territorio”, precisaba el diario.

. Rodney y Ekaterina Baker en la mira de Justicia.

Los sanitarios se sorprendieron cuando el matrimonio pidió ser llevado al modesto aeropuerto de la comunidad. Llamaron al alojamiento donde, en teoría, se encontraban estos impostores y recibieron la confirmación de que no formaban parte de la plantilla de empleados, así que decidieron contactar con las autoridades, que visitaron el domicilio que los Baker habían registrado como el lugar donde pasarían la cuarentena obligatoria. Tras no obtener respuesta, se desplazaron al aeropuerto.

El escape de los millonarios

El millonario y la actriz se disponían a tomar un vuelo para volver a su hogar en Vancouver. Cada uno fue multado con 1.150 dólares canadienses (78.000 pesos) al haber violado dos disposiciones de la ley de medidas civiles de urgencia: no haber respetado el confinamiento obligatorio de 14 días e incumplir una declaración firmada.

La normativa señala que estas acciones podrían conllevar penas de seis meses de cárcel. Angela Demit, jefa de la reserva indígena de White River, afirmó en un comunicado: “Estamos muy preocupados por las acciones de individuos que ponen en peligro a nuestros mayores y a nuestra gente más vulnerable”.

Kluane Adamek, líder de la Asamblea de Primeras Naciones del Yukón, dijo que las comunidades de este territorio deben saber que “estas acciones no serán toleradas y que las autoridades deben imponer restricciones más severas”. Asimismo, Bonnie Henry, oficial de Sanidad de Columbia Británica, criticó a quienes se saltan la fila para obtener la vacuna, comentando específicamente el caso de los Baker. “Deberían avergonzarse de sí mismos. Pusieron en riesgo a una comunidad pensando en su propio beneficio y eso para mí es espantoso”, expresó.

Rodney Baker renunció el lunes al cargo de consejero delegado de Great Canadian Gaming Corporation, compañía que posee hipódromos y casinos en diversos puntos de Canadá. El país ha reportado más de 774.000 casos de covid. Cerca de 870.000 canadienses ya recibieron la primera dosis de la vacuna. Se ignora en qué fecha los Baker podrían recibir la segunda inyección.