Los misteriosos doppelgängers: cómo la genética explica la existencia de dobles en el mundo
Estudios recientes revelan que, más allá de una apariencia similar, los doppelgängers comparten ciertas variantes genéticas que explican sus similitudes físicas, aunque no influencian su personalidad.
En octubre de 2024, un evento inusual congregó a miles de personas en Washington Square Park, Nueva York: el “Concurso de Dobles de Timothée Chalamet”, donde centenares de participantes se presentaron imitando el estilo del actor. Este encuentro, que atrajo la atención de fanáticos, también llamó la curiosidad de expertos en genética y psicología, interesados en el fenómeno de los doppelgängers —individuos que se parecen notablemente sin compartir lazos familiares.
Este fenómeno, conocido también como “twin strangers” (o “gemelos desconocidos”), fue ampliamente documentado por el fotógrafo canadiense François Brunelle en su serie “I’m not a look-alike!”, en la que retrata a parejas de personas parecidas de distintas partes del mundo. Inspirados por esta colección, científicos investigaron si estas similitudes físicas también se reflejan a nivel genético.
En el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, en Barcelona, el genetista español Manel Esteller llevó a cabo un estudio pionero en el que analizó los genomas de 32 parejas de doppelgängers de la serie de Brunelle. Los resultados, publicados en la revista Cell Reports, revelaron hallazgos sorprendentes sobre la conexión entre genética y apariencia.
Similitudes genéticas sin parentesco
Para el estudio, los investigadores emplearon algoritmos avanzados de reconocimiento facial que evaluaron el grado de semejanza entre los doppelgängers, seleccionando a aquellos con las mayores similitudes según criterios objetivos. Esteller y su equipo analizaron en profundidad el ADN de estos individuos y encontraron que aquellos con una apariencia similar también compartían ciertas variantes genéticas, ubicadas en secuencias conocidas como “sitios polimórficos”. Estas secuencias afectan la estructura ósea, el tono muscular y la pigmentación de la piel, y contribuyen a que ciertas personas sin parentesco puedan tener una apariencia sorprendentemente parecida.
“La similitud genética entre doppelgängers es un fenómeno que responde a la limitación en la cantidad de combinaciones posibles en un mundo con más de 7.000 millones de personas”, explicó Esteller. “Hay una cantidad limitada de formas de construir una cara humana”, agregó el investigador. En otras palabras, la vasta población mundial incrementa las probabilidades de que algunas personas compartan combinaciones genéticas que resulten en una apariencia similar.
Más allá de lo físico: la personalidad de los doppelgängers
¿Puede una apariencia similar también influir en la personalidad? Para responder a esta pregunta, la psicóloga Nancy Segal, fundadora del Twin Study Center en la Universidad Estatal de California, analizó los rasgos de personalidad de los doppelgängers. Con la ayuda de cuestionarios que evaluaron cinco factores de personalidad —apertura, conciencia, extroversión, amabilidad y estabilidad emocional— Segal concluyó que, aunque las parejas de doppelgängers compartan similitudes físicas, sus personalidades difieren considerablemente.
Según Segal, “estos dobles no solo eran muy diferentes, sino que también demostraban que la personalidad es algo que va más allá de la apariencia”.
Implicaciones médicas y éticas del estudio de los doppelgängers
Los descubrimientos sobre los doppelgängers no solo tienen implicancias teóricas, sino que también podrían aplicarse en áreas como la medicina y la ciencia forense. La identificación de variantes genéticas comunes en personas con rasgos físicos similares podría facilitar el diagnóstico temprano de enfermedades raras, al ayudar a detectar condiciones genéticas a partir de características faciales específicas. Esteller señaló que estos estudios pueden permitir que ciertos patrones genéticos en doppelgängers sean aprovechados para mejorar la atención médica en niños, especialmente en el diagnóstico de enfermedades hereditarias.
Sin embargo, el uso de tecnologías de reconocimiento facial y genética plantea importantes dilemas éticos. La bioeticista Daphne Martschenko, de la Universidad de Stanford, advirtió sobre los riesgos de que estas herramientas puedan reforzar sesgos raciales y afectar decisiones en áreas como el ámbito laboral o la justicia. “Ya hemos visto ejemplos de cómo los algoritmos de reconocimiento facial pueden reforzar prejuicios raciales”, expresó Martschenko, resaltando la importancia de usar estas tecnologías con precaución.
La fascinación por los doppelgängers no solo responde al atractivo de tener un “gemelo desconocido”, sino que también pone de manifiesto un deseo innato de la humanidad de buscar conexiones y similitudes. Como explica Segal, “todos anhelamos vernos reflejados en otros; deseamos encontrar algo similar a nosotros mismos”. Estos estudios demuestran que aún hay mucho por explorar en los vínculos entre la genética y las conexiones humanas, y en los misterios de la apariencia física compartida entre personas sin parentesco.