Contra todo pronóstico sobre la proyección profesional apoyada en la formación, un hombre de 56 años capturó la atención de muchos con su inspiradora historia de perseverancia. A pesar de haber desaprobado 27 veces el examen de ingreso a la universidad, la determinación de Liang Shi se sostuvo inquebrantable. En su último intento, el año pasado, este hombre quedó a tan solo 34 puntos de alcanzar la nota mínima necesaria para cumplir su sueño de acceder a la educación superior.

 Liang Shi muestra sus libros, que le dan menos alegrías que el banco.
. Liang Shi muestra sus libros, que le dan menos alegrías que el banco. 

En muchos países del mundo, los exámenes de ingreso a la universidad son una etapa crucial en la formación académica de los estudiantes, porque influyen en el futuro profesional de los aspirantes. La historia de Liang Shi plantea preguntas interesantes sobre el sistema educativo y las oportunidades que brinda, especialmente para aquellos que, como él, enfrentan grande desafíos.

La larga lucha de Liang Shi 

Desde su primer intento, Liang enfrentó numerosos obstáculos. A lo largo de los años, su deseo de ingresar a la universidad fue inquebrantable, a pesar de las repetidas decepciones. A través de su experiencia, ha aprendido valiosas lecciones sobre la dedicación, la autocrítica y el establecimiento de metas. La última prueba fue particularmente emotiva, ya que solamente le faltaron 34 puntos para lograr su objetivo.

Tras fracasar en su primer intento universitario en 1983, a la edad de 16 años, trabajó en varios lugares, pero continuó presentándose a la prueba cada año hasta 1992. A mediados de los años 90, luego de la quiebra de la fábrica donde trabajaba Liang decidió emprender su propio negocio mayorista de madera y rápidamente, se convirtió en un empresario mucho más exitoso que como estudiante: ganó un millón de yuanes en un solo año y luego inició un negocio de materiales de construcción.

Más allá de este éxito económico que no se detiene, este hombre siguió estudiando y presentándose a las mesas de exámen. Por eso, la historia de de este hombre es un poderoso recordatorio de que el fracaso no define nuestro valor ni nuestras capacidades. Cada intento fallido ha sido una oportunidad de aprendizaje que le ha permitido mejorar y adaptar su enfoque. La satisfacción de trabajar hacia una meta, sin importar los obstáculos, es un valor que todos podemos aplicar en nuestras vidas.

La determinación de Liang puede ser un faro de esperanza para aquellos que enfrentan dificultades. Su historia invita a reflexionar sobre nuestros propios desafíos y a considerar la importancia de nunca rendirse. Cada intento hacia una meta es un paso más en la lucha por nuestros sueños, y el ejemplo de Liang nos anima a seguir adelante, no importa cuántas pruebas debamos enfrentar. A veces, el verdadero éxito radica en el viaje, no solo en el destino.

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