Por Belén Corvalán

Hasta el 3 de abril, Italia, el segundo país más afectado por el coronavirus luego de China, permanecerá en cuarentena, según anunciaron las autoridades sanitarias italianas. La medida interrumpió la tranquilidad que caracteriza a un pueblito italiano situado al sur del país, de tan solo 4.274 habitantes ubicado en la provincia de Campobasso, donde actualmente hay 16 casos confirmados.

Aunque se trata de una localidad pequeña, escondida en medio de la montaña, en la que el flujo turístico es notoriamente menor a comparación de las grandes ciudades, el pavor que deja el coronavirus a su paso, allí no es la excepción. 

"Por primera vez siento que la gente tiene miedo", dice Nabila Rebuffo, una argentina de 28 años que viajó el pasado 2 de enero con el objetivo de realizar el trámite de la ciudadanía italiana, con la expectativa de sentar bases allí en busca de un futuro mejor. Desde luego que no imaginó el brote que acontecería un tiempo después. "Antes era solo la región del norte donde estaba el foco, ahora está toda Italia afectada, entonces cada vez hay más pánico porque el virus se propaga muy rápido", agrega. 

Un pueblito al sur de Italia de tan solo 4.274 habitantes ubicado en la provincia de Campobasso.

Actualmente, según las cifras oficiales  Italia tiene el mayor número de casos de coronavirus en Europa, con más de 10 mil infectados y más de 630 muertes hasta el momento, frente a los 463 que habían sido contabilizados hasta este lunes. Es decir, que en las últimas 24 horas 168 personas murieron, un incremento del 36%, de acuerdo al comunicado de Protección Civil.

Dada la complejidad de la situación, el gobierno italiano disparó una serie de medidas de aislamiento en todo el territorio para evitar que el virus se propague. "El paisaje en el pueblo es desolador ya que la circulación en las calles es prácticamente nula", cuenta Nabila. Las universidades, iglesias, hospitales, y escuelas están cerradas, mientras que algunas empresas establecieron que sus empleados trabajen desde sus hogares. Asimismo, las discotectas bajaron sus persianas y solo algunos pocos bares abren pero cierran temprano, alrededor de las 18.

Respecto al transporte público, este funciona con muy poca frecuencia y llevando adelante medidas preventivas para que no haya contacto cercano. De tal manera, unos asientos detrás del chofer hay dispuesta una cinta de precaución para que los usuarios, quienes deben subir por la puerta trasera en lugar de la delantera, mantengan cierta distancia con el conductor. Asimismo, el colectivo debe ser higienizado y ventilado de manera reiterada. Sin embargo, Nabila remarca que "la gente casi que no viaja". 

Los guantes de látex y el barbijo se volvieron parte del uniforme de trabajo de los pocos lugares que deciden abrir sus puertas. En locales como supermercados todos los empleados los utilizan y renuevan de manera constante. La limpieza controlada y excesiva es fundamental. Además, para evitar aglomeraciones la gente ingresa de a grupos mientras que el resto espera afuera. Nabila representa la sensación colectiva en una sola escena. "El italiano a modo de saludo te da la mano y dos besos, ahora se dicen "Bongiorno" desde lejos y nada más", resume. 

Por otro lado, el pánico social provocó la alta demanda de productos desinfectantes que rápidamente sufrieron un aumento de precios, y en muchos casos hasta su escasez. En la mayoría de los lugares no hay en stock alcohol en gel y aunque la lavandina y los barbijos se consiguen es al doble de precio. "Si antes salían 2 euros, ahora están alrededor de 15", describe. En el norte de Italia llegaron a costar hasta 1000 euros la unidad. 

Las calles están totalmente desiertas. 

"La gente está encerrada en su casa, está asustada", resalta. Es que recientemente, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, informó que los 60 millones de habitantes del país no pueden trasladarse de una ciudad a otra, a no ser que se haga por trabajo, salud o una emergencia, para lo que la persona que transite deberá certificarlo en un documento. "La gente tiene prohibido viajar distancias largas sin justificación". En caso de no cumplir la ley, las multas 3000 euros y hasta te pueden llevar preso", explica la joven. 

Nabila cuenta que aunque percibe que la población está de acuerdo con las medidas restrictivas que se pusieron en marcha, la mayoría considera que se podrían haber tomado antes. "Aún así la gente está consciente, cumpliendo las normas y sobre todo esperanzada con la llegada de la primavera, ya que dijeron que cuando las temperaturas suben, estas repelen al virus", advierte. 

No hay lugar donde no se nombre. El coronavirus es el tema de conversación. Se habla de manera constante en medios gráficos, televisivos y radiales, charlas diarias, y en las reiteradas cadenas nacionales que se hacen para mantener informada a la sociedad. 

"No queda otra que resguardarse y esperar que pase. Nunca me imaginé vivir esta situación, y aunque tengo una sensación de miedo, creo que tomando las medidas correspondientes vamos a estar a salvo, o eso espero.Ojalá que encuentren una cura pronto", concluye la joven argentina sin perder las esperanzas.