La mente de un criminal es difícil de entender y sus propósitos para quitar una vida humana son inexplicables, pero si a esto se le suma el placer de torturar y jugar con las víctimas de turno, es un agregado más de lo que puede hacer alguien que no está centrado.

Esta es la historia de Robert Hansen, un sujeto que secuestró, violó y mató a 17 mujeres en una región boscosa de Alaska (durante la década del 70 y hasta 1983), lugar donde, tras cometer algunas de sus aberraciones, dejaba libre a las prostitutas para luego perseguirlas y cazarlas como animales con su rifle.

Hansen (quien sería llamado más tarde "El panadero carnicero") nació en febrero de 1939 en el estado de Iowa, proveniente de una familia danesa que se dedicó al rubro de la panadería, oficio que llevó adelante desde pequeño.

Robert Hansen: sufrimiento por bullying

Hay que destacar, que la infancia y adolescencia de Hansen no fue sencilla, ya que su delgadez, tartamudez, timidez y severo caso de acné, lo hacía un "blanco predilecto" para el bullying en el colegio y su barrio, con lo cual no solo sufrió el ataque de sus compañeros, sino la negativa de las chicas para salir con él, hecho que desencadenó un odio hacia ellas.

Robert Hansen fue un hábil cazador (Archivo).

Casi alejado de las personas y con una personalidad introvertida, Hansen comenzó a frecuentar los bosques de la zona e incursionó en el hábito de la caza de animales, de hecho su pasión por las armas lo llevó al ejército de Estados Unidos, aunque fue dado de baja al año de servicio en 1958.

Casamiento y divorcio

Dos años más tarde, este sujeto conoció y se casó con una joven, pero la unión no duró mucho, y a finales de 1960 cometió su primer ilícito, al incendiar un garaje de micros escolares ubicado en el condado de Pocahontas, por el cual cumplió una pena de casi dos años de prisión en la cárcel de Anamosa.

Uno de los libros que se escribió sobre este asesino.

Tras su liberación, Hansen volvió a casarse en 1963 y se mudó a la ciudad de Anchorage, ubicada en el estado de Alaska, junto a su mujer y sus dos hijos, además ganó buena reputación entre sus vecinos, ya que lo definían como "un buen hombre y mejor tirador en torneos de cacería".

Robo y prisión

Todo parecía ser perfecto en la vida de los Hansen, sin embargo, la afición de este por los ilícitos siguió adelante, y luego de robar una sierra eléctrica, fue detenido y sentenciado a cinco años de prisión, aunque solo cumplió la mitad de la misma.

Robert Hansen tenía una avioneta para llevar a las mujeres secuestradas (Archivo).

Cabe destacar, que mientras estuvo en prisión, un grupo de psicólogos de la penitenciaría lo examinaron y descubrieron que Hansen tenía un trastorno bipolar, que requería de tratamiento para tratar sus cambios constantes de humor, además de descubrir en él una personalidad infantil y obsesiva.

Comienzo de las muertes

Sin embargo, en 1970 todo empeoró y comenzó el raid criminal de Robert Hansen, ya que se construyó en la zona el oleoducto Trans-Alaska de algo más de 1.000 kilómetros y eso trajo a la pequeña ciudad a miles de trabajadores, drogas, juego y prostitución, que a la postre fue el "blanco principal" de Hansen.

Algunas de las mujeres muertas por el criminal (Archivo).

Por tal motivo, el criminal frecuentaba bares, callejones y clubes de striptease para buscar a sus víctimas, y para aquel momento, Hansen obtuvo una licencia para volar aviones, lo cual la coartada para cometer sus crímenes era ideal, ya que sin que su familia lo supiera, había adquirido una cabaña en el medio del bosque, la cual fue su base principal para cometer los asesinatos.

Robert Hansen: ¿Cómo actuaba el asesino serial?

Su modus operandi era siempre el mismo: secuestraba a la prostituta de turno, la llevaba a su cabaña del bosque deshabitado a media hora de vuelo, las violaba, torturaba y finalmente, como si fuera un juego de caza, soltaba a la víctima para luego cazarla como si fuera un animal.

Se llevaron a cabo varios operativos para encontrar los cuerpos (Archivo).

La primera víctima fue Lisa Futrell (41), a quien a cambio de 500 dólares convenció para "requerir de sus servicios" pero tuvo su trágico final. Así pasaron "bajo sus balas" (utilizó rifle de largo alcance M16, AR15 y Mini-14) víctimas como Malai Larsen (28), Sue Luna (23), Tami Pederson (20), Angela Feddern (24), Paula Goulding (30), Sherry Morrow (23), Megan Emerick (17), Mary Thill (23) y Roxane Easland (24), entre otras, y cuyos cuerpos en su mayoría fueron encontrados más tarde por la "ayuda" del asesino.

Las muertes de Hansen terminaron en 1983 (Archivo).

La gran cantidad de mujeres desaparecidas complicó el accionar policial, que hasta ese momento, no podían encontrar cuerpos y tenían muchas pistas sobre quién podía estar detrás de todo esto, aunque en junio de 1983, comenzó el final de Robert Hansen.

La policía trazó un cuadro de desapariciones y muertes (Archivo).

En aquella ocasión, Hansen secuestró a Cindy Paulson (17) a quien violó y torturó en el sótano de su propia vivienda, y al otro día planeó llevarla al aeródromo para conducirla a la muerte segura. Pero en un instante que Hansen se descuidó para cargar el avión, la adolescente se escapó y pidió ayuda a un camionero que estaba en la zona.

Robert Hansen: detenido en su negocio

El trabajador llevó a la víctima a un destacamento policial donde relató todo lo sucedido, con lo cual, tras citar a varios amigos del asesino, su coartada se cayó en pedazos, y detuvieron a Robert Hansen en su panadería. En tanto, la policía allanó la vivienda del matador y se encontró con un mapa de la región con 20 lugares marcados, piezas de joyería de algunas víctimas y un rifle calibre 223, además, el lugar fue reconocido por la última víctima que denunció al sujeto.

Robert Hansen fue detenido en su panadería (Archivo).

En pleno interrogatorio y posterior juicio, Hansen se declaró culpable de solo 4 asesinatos, aunque acordó con la justicia entregar los lugares donde estaban ubicados los cadáveres, de los cuales solo se recuperaron 12 de ellos que estaban ubicados en Anchorage, Seward y el valle de Matanuska-Susitna.

El criminal colaboró en los operativos (Archivo).

El jurado local condenó a Robert Hansen, fue condenado a 461 años de prisión sin derecho a la libertad condicional, por lo que fue trasladado a la penitenciaría de Pennsylvania, aunque en 1988 fue llevado al centro correccional de Spring Creek en Alaska, donde falleció el 21 de agosto de 2014 a causa de una enfermedad persistente que nunca fue revelada.

POR G.A.