La Primera Guerra Mundial sembró la muerte en varios países europeos, pérdidas millonarias y familias destrozadas, sobre todo millares de viudas que nunca más pudieron volver a ver a sus maridos que militaron en el frente militar de su nación, aunque algunos supieron aprovechar con creces esta situación.

Su nombre fue Henri Desire Landru, un francés que estafó a unas 300 mujeres y asesinó al menos a 11 personas para quedarse con sus bienes y dinero, por lo que en la época le valió el apodo del "Barba Azul de Gambais".

Landru nació en abril de 1869 en la ciudad de París en una familia humilde aunque correcta y austera, con lo cual la infancia de este sujeto se desarrolló de manera normal, aunque su promiscuidad por las mujeres, hizo que dejara embarazada a los 20 años a su prima hermana Marie Reny, con la cual tuvo que casarse por obligación y con la que terminó teniendo tres hijos.

Henri Landru: de joven estafador

Con una familia en pleno crecimiento, Landru intentó ganarse la vida en varios oficios como administrativo, vigilante de garaje, cartógrafo o contador, aunque poco duró en los mismos e incursionó en el mundo del ilícito, como estafas, hurtos, entre otros, lo que lo lleva a estar en la cárcel local varias veces, y lo más terrible es que esta serie de episodios terminó con el suicidio de su padre.

Uno de los libros que se escribieron sobre el asesino.

En 1909 y desesperado por ganar dinero, Landru se encuentra con la viuda Madame Izoret, quien ofrecía dinero a cambio de compañía, lo cual el sujeto aprovechó la situación, se quedó con 20.000 francos y nunca cumplió con lo prometido, lo cual derivó en la denuncia de la mujer y detención del francés.

Tras ser liberado, vuelve a cometer una nueva estafa a otra mujer, por lo que volvió a ser detenido y condenado, pero el inicio de la Primera Guerra Mundial hizo que la condena quede "en el aire", situación que supo aprovechar el futuro asesino, ya que al participar Francia en el gran conflicto, muchos hombres faltarían a su hogar y por ende, muchas mujeres quedarían viudas en el transcurso del conflicto bélico.

Landru se rodeó de mujeres para estafarlas y a veces matarlas (Archivo).

Con tantas mujeres solas y desiertas de amor y compañía, Landru vio un negocio perfecto para sus bolsillos, ya que era cuestión de cambiar de nombres y seducir féminas para llevarse suculentas sumas de dinero, a base de estafas y promesas, con lo cual su objetivo eran las mujeres solteras o viudas de entre 35 a 45 años pero con ahorros.

Anzuelo para mujeres

Su aspecto, experiencia e inteligente forma de mentir hizo que Landru utilizara al menos 90 nombres distintos y estafar a 300 mujeres de Francia, aunque utilizaba un anzuelo para pescar a la víctima de turno: ponía un aviso en los diarios con un nombre falso y diciendo que era viudo con dos hijos, solvente y a la espera de conocer a alguien.

Una de las viviendas donde ocurrieron las muertes (Archivo).

Tras "cartearse" con las supuestas interesadas, su plan seguía con promesas de amor, fortuna y matrimonio, las invitaba a pasar unos días a una casa de campo ubicada en la localidad de Vernouillet, la cual alquilaba, pero decía a las mujeres que era suya, para luego llevarlas a otra vivienda de la ciudad de Gambais, donde las mataba y desaparecía sus cuerpos.

La primera víctima de Landru fue Jeane Cuchet (39), quien junto a su hijo André, fueron engañados por el criminal (que se hizo llamar en ese momento Raymond Diard) y en enero de 1915, ambos desaparecieron y sus cuerpos fueron descuartizados y quemados en la chimenea de la casa de Gambais.

Las víctimas del asesino francés (Archivo).

Al poco tiempo, una nueva víctima engrosó la lista negra de Landru, se trata de la viuda Madame Laborde-Line, a quien le robó sus ahorros para luego descuartizar e incinerar el cuerpo, aunque en una vivienda alquilada a las afueras de la ciudad de París.

Sin pistas policiales

Con el paso de los meses, la policía francesa comenzó a sentir la presión de la prensa y la sociedad por la cantidad de mujeres estafadas o desaparecidas que se presentaban, pero que al no tener pruebas o sospechosos en la mira, se les hacía difícil detener esta cadena de hechos, lo cual favoreció el accionar de Landru, quien aumentó sus arcas monetarias a costa de estafa y muerte.

El seguimiento de los medios (Archivo).

Mientras tanto, durante todo el transcurso de la Primera Guerra Mundial, el criminal siguió con sus fechorías y no pudo ser detectado, con lo cual todo indicaba que tendría una larga vida basada en los ilícitos.

Sin embargo, el final del conflicto bélico también sería el de Henri Landru, ya que en 1919 los familiares de algunos desaparecidos comienzan a denunciar estos hechos a la policía, que potencia una investigación en la cual se acerca una pariente de Madame Collomb, que envió una carta al alcalde Gambais para dar con el paradero de la mujer a quien se la había visto la última vez con un hombre de nombre Dupont.

La detención de Henry Landru (Archivo).

Esta situación sumada a las desconfianzas de los vecinos de Landru, quienes veían como este hombre entraba a su casa con mujeres distintas, hizo que el giro de la investigación se posara sobre esa localidad francesa.

Más denuncias

Además, la hermana de Madame Buisson denunció la desaparición de la mujer ante el inspector Belin, a quien le dijo que la desaparecida había sido visto comprando obras de arte en una tienda con un misterioso hombre.

El juicio se transformó en un hecho mediático (Archivo).

En abril de 1919, la policía acudió a un departamento de la actriz local Fernande Segret, quien iba a ser la nueva víctima de turno a manos del asesino, que fue detenido y en un allanamiento realizado en su propia vivienda, se secuestró una agenda negra en la cual había once nombres (los muertos) y precios de boletos de París a Gambais.

Henri Landru: juicio y muerte

Acompañado de gendarmes, el asesino fue llevado hasta esta localidad, donde un nuevo operativo dio con cientos de huesos semicarbonizados, martillos, cuchillos, sogas, herramientas o piezas dentales de oro guardadas en un cajón, y más tarde, se supo que el matador vendió muebles y pertenencias de las víctimas.

Henry Landru murió en la guillotina (Archivo).

Con todo previsto, el juicio a Landru comenzó en noviembre de 1919 en la región de Versalles y tuvo una cobertura mediática importante para la época, y a pesar de la defensa de su abogado y larga duración del litigio, dos años más tarde, Henri Landru fue condenado a muerte por 11 asesinatos comprobados, y su muerte se produjo el 25 de febrero de 1922 en la prisión de Saint-Pierre cuando pasó bajo la guillotina del verdugo, y pagó con su vida el terror de cientos de mujeres.

POR G.A.