Desde que se inventó el tren fueron muchos los que viajaron por diversas naciones, atravesando lugares y viviendo de lo que se podía, casi sin nacionalidad ni nombre, solo con lo puesto y dispuestos a ganarse unos billetes, realizando diversas actividades, pero hubo uno de ellos que tiñó de sangre las vías de Estados Unidos.

Se trata del mexicano Ángel Reséndiz, quien asesinó a 23 personas en aquella nación, aunque también se lo condena por presuntas muertes en su país, pero esos datos nunca fueron del todo confirmados.

Reséndiz (quien con el tiempo fue llamado "El asesino de los rieles") nació en la región mexicana de Puebla en agosto de 1959, y sus problemas comenzaron de niño cuando tuvo una fuerte caída sobre el lado derecho de su cabeza, que según su madre (Virginia Reséndiz) le "dejó una discapacidad mental", aunque no se confirmó esto.

Su adolescencia fue difícil, ya que no solamente aspiraba pegamento en la calle, sino que era brutalmente golpeado por adultos y hasta se cree que fue abusado por un vecino de su barrio siendo menor.

Ángel Reséndiz cometió varios ilícitos desde joven (Archivo).

Tiempo más tarde se supo que el joven padecía de esquizofrenia y paranoia, supuestamente causadas por las golpizas, en tanto, ya siendo adolescente, comenzó a vagabundear por las calles mexicanas en malas compañías, y luego, decidió llevar la misma vida en Estados Unidos, por lo que varias veces ingresó de forma ilegal a aquella nación por medio de los trenes y fue deportado por cometer delitos desde 1973.

A pesar de haberse casado con Julietta Dominguez (que tenía una hija de otra unión), este sujeto no tenía una vivienda fija, ya que entraba y salía de México de manera continua, y por eso, a veces cambiaba su nombre para realizar su cometido.

Ángel Reséndiz: preso en Estados Unidos

En 1979 fue sentenciado a 20 años de prisión por robo y asalto en el estado de Florida, pero a los 6 años de cumplir su condena fue liberado y deportado a México, sin embargo, en 1986 volvió a Estados Unidos por medio del tren y una identidad falsa y comenzó la cadena de crímenes.

En aquel año, Reséndiz mató a una indigente de un disparo con un arma calibre 38 y tiró su cuerpo en una granja abandonada, y más tarde se supo que también asesinó a la pareja de esta por supuesta práctica de la "magia negra", aunque su cuerpo nunca fue encontrado, ya que ambas muertes se confirmaron tiempo más tarde.

Algunas de las víctimas del mexicano (Archivo).

Si bien hasta 1991 no hubo ningún crimen confirmado por parte de él, sus ilícitos continuaron y fue acusado de varios cargos por falsear su documentación e ingresar a Estados Unidos.

En 1991, el cuerpo de Michel White (33) fue encontrado en el jardín de una casa abandonada en la ciudad de Lexington, golpeado con un ladrillo en la cabeza y que también, como en los casos anteriores, fue confesado por el asesino serial con los años.

El FBI lo puso en la lista del "top ten" (Archivo).

Por espacio de casi seis años, Reséndiz dejó de asesinar, volvió a México, se casó nuevamente y comenzó a trabajar, aunque en 1997 retomó sus vueltas a Estados Unidos de forma indocumentada y en vagones de trenes de carga.

En marzo de ese año, el criminal mexicano se cobró dos víctimas: Jesse Howell (19) y su novia Wendy Von Huben (16) en la pequeña localidad ferroviaria de Ocala, al primero lo mató con una manguera y a la segunda, la violó, estranguló y enterró en una fosa.

Más muertes en las vías

Meses más tarde, el matador atacó a Christopher Maier (21) en Lexington cuando caminaba cerca de las vías junto a su novia, Holly, quien sobrevivió a la violación e intento de homicidio y fue, más tarde, la pieza clave para identificar y descubrir la identidad del asesino.

En 1998, Leafie Mason (81) fue asesinada con una plancha de hierro cuando Reséndiz ingresó por la ventana de su casa ubicada a escasos metros de la línea ferroviaria Kansas City - Southern. En diciembre de ese año la víctima de turno fue Claudia Benton (39) en la ciudad de Houston, en una vivienda cercana a las vías del ferrocarril, y donde fue abordada por el criminal que se metió a la misma, violó, golpeó y apuñaló a la mujer.

El modus operandi del criminal nunca varió (Archivo).

Lo cierto es que en 1999 los asesinatos continuaron y el modus operandi era el mismo: atacar a personas que tuvieran viviendas en cercanías de vías ferroviarias, para luego ingresar a las mismas, robar, violar, matar y escapar por medio de los trenes a otras estaciones.

En ese período murieron bajo sus manos Norman (46) y Karen Sirnic (47), quienes fueron golpeados y sus cuerpos abandonados, al igual que su rodado, que contenían las mismas huellas digitales que aquel que mató a Benton, con lo cual el FBI, quien ya había puesto al criminal en la lista de los 10 más buscados, parecía resolver el rompecabezas de los crímenes.

La familia fue cave para su detención (Archivo).

Josephine Convicka (73), George Morber (80), Noemí Domínguez (26), Carolyn Frederick (52) y Fannie Byers (81), engrosaron la lista de fallecidos a manos del matador mexicano, y aunque todo parecía indicar que nunca se lo podría atrapar a pesar de algunas pruebas y el testimonio de una sobreviviente, se produjo algo que dio encaminó la investigación hacia la figura de Ángel Maturino, y es que su esposa que vivía en México decidió hablar con la policía local, luego de ver un programa en la televisión en el cual se buscaba a un hombre mal llamado Ángel Leoncio Reyes Reséndiz (nombre falso del asesino por diversos hechos). Allí comentó que cada tanto su esposo le mandaba dinero y joyas desde Estados Unidos, las cuales se supo más tarde que pertenecían a las víctimas de sus crímenes.

En julio de 1999 y tras varias negociaciones entre el FBI y la familia del asesino, se logró que este se entregara ante las autoridades en un puente fronterizo entre Ciudad Juárez y El Paso, donde fue conducido por agentes del orden hasta un jurado de Houston.

El juicio se desarrolló de manera mediática (Archivo).

Si bien fue enjuiciado y sentenciado a muerte por uno de los hechos, en la cárcel de Terrel Unit (Levingston) confesó al menos 15 crímenes, con lo cual las investigaciones de este episodio continuaron "por afuera".

Ángel Reséndez fue condenado por un solo episodio (Archivo).

Tras ser considerado apto por un juez de Houston, Ángel Reséndiz fue ejecutado por la inyección letal el 27 de junio de 2006 en la Unidad de Huntsville (estado de Texas) y su muerte fue seguida de cerca por el esposo de Claudia Benton, George, quien lo vio morir en la sala de sentencias.

POR G.A.