Si bien todo tipo de asesinos suelen ser repudiables por la comunidad, quienes exigen un duro castigo, todavía son más criminalizados aquellos que matan a sus hijos, y en esa lista oscura de personajes históricos figura Ane Andersdatter, quien asesinó a tres de sus niños entre 1853 y 1861 en Dinamarca.

Nacida en octubre de 1829 en la ciudad danesa de Karrebaek, poco se sabe de su infancia, solo que comenzó a trabajar de muy joven, y mientras lo hacía en una granja de Herlufmagie, quedó embarazada de un sujeto y en 1853, a los 23 años, dio a luz a una hija en Copenhague, sin embargo, el padre de la niña no estaba interesado en cuidarla y regresó a Suecia.

Incapaz de cuidarla, Andersdatter partió hacia Ringsted, donde planeaba dar a la niña en adopción, pero cuando llegó a una granja cerca de Vigerslev, se sentó al borde de una zanja y, mientras amamantaba a su bebé, se le ocurrió que podría ahogarla fácilmente en el agua helada de la zanja, después de hacerlo, enterró el cuerpo en un campo y los restos nunca fueron encontrados.

En 1853, la asesina volvió a queda embarazada, esta vez de un compañero de trabajo que le había sido infiel a su esposa, y un año más tarde dio a luz a un niño, pero debía empezar a trabajar en tres semanas, por lo que no podía cuidar de él. De camino de vuelta de la granja en que trabajaba, se detuvo en un pozo que había visto y arrojó al bebé al pozo y siguió caminando. Un mes después, se encontró el cadáver, pero como la policía no pudo encontrar ninguna prueba que llevara al autor del delito, el caso se cerró rápidamente.

Más muertes a mano de Ane Andersdatter

Años más tarde, la criminal volvió embarazarse de otro hombre a quien lo le dio la noticia, por lo que se fue de esa ciudad sin revelar la situación, y como era de esperar, planeó ahogarlo en uno de los canales del lago Damhus. Como allí había mucha gente, recordó el pozo donde había ahogado al segundo niño años antes, por lo que esperó hasta el anochecer, cuando había menos gente alrededor, luego arrojó al niño a un pozo y regresó a su alojamiento en Borgergade, donde afirmó que el niño había sido recogido por una familia en la localidad de Ringsted.

En marzo de 1861, se encontró al bebé muerto y esta vez la policía arrestó a Andersdatter, a quien habían visto husmeando por la zona. Una vez en el destacamento, hizo una confesión completa y durante los interrogatorios también se supo que había matado a dos niños anteriores.

Uno de los libros que se escribió sobre la asesina (Archivo). 
Uno de los libros que se escribió sobre la asesina (Archivo). 

En su juicio, Andersdatter dijo que amaba a sus hijos, pero que no podía pensar en ninguna forma de brindarles apoyo sin recurrir a la prostitución o entregarlos a granjeros pobres. Sin embargo, fue condenada a muerte, y el veredicto fue confirmado por Federico VII a petición del Ministro de Justicia, una medida respaldada por el público indignado.

El 21 de diciembre de 1861, la condenada fue trasladada al juzgado de Rødovre Mark, donde había acudido mucha gente, subió al cadalso, rezó una oración, se guardó el pañuelo en el bolsillo y puso la cabeza sobre el apoyo de la guillotina, y un segundo después, el verdugo dejó caer su hacha sobre ella y la decapitó al instante.

POR G.A.