Historias del crimen: ¿Quién fue Adolfo Constanzo, el llamado "Padrino de Matamoros"?
Este siniestro personaje sembró el horror en México, en la década del 80. Se trató de un criminal que mezcló los ritos religiosos con los ilícitos mundanos, dejando a su paso personas secuestradas, torturadas y asesinadas.
La galería de criminales trasciende fronteras, épocas y causales a la hora de justificar sus aberrantes actos, y si a esto se le agregan ciertos "negocios turbios", los transforman en asesinos de "alto calibre".
Entre una importante cantidad de nombres tenebrosos que vivieron en la historia figura el de Adolfo de Jesús Constanzo, un criminal estadounidense cuyo apodo solo llevaba miedo a la sociedad: "El padrino de Matamoros".
Nacido a comienzos de noviembre de 1962 en la ciudad estadounidense de Miami, y de padres cubanos refugiados tras el ingreso de Fidel Castro a la isla años atrás, Constanzo tuvo una importante comunicación con la religión, ya que por un lado, fue monaguillo de una iglesia en Puerto Rico siendo pequeño, y luego fue influenciado por su madre en un culto llamado Palo Mayombe, ya que su padre murió cuando era apenas un niño.
En 1972, la familia volvió a Miami y la madre (quien quedó viuda por segunda vez) volvió a rehacer su vida y se casó con un sujeto que estaba involucrado con las artes esotéricas y el tráfico de drogas.
Como era de esperar, Adolfo no tardó en meterse en ese mundo delictivo y sufrió varios arrestos por cometer crímenes menores, como por ejemplo, hurtos y vandalismo, que le valió ser detenido en varias ocasiones.
Si bien pudo terminar el colegio secundario no pudo hacer lo propio con el bachillerato, situación que poco le importó a la madre, quien en su mundo esotérico vió en sus hijos a un potencial chamán que podría predecir el futuro o curar ciertos males, de hecho, se dice que el propio Constanzo predijo el intento de asesinato del entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan en 1981.
Su vida fue encaminada entre los cultos religiosos y los actos ilícitos, por lo cual fue haciendo de ciertas amistades que lo depositan en la ciudad de México, donde comenzó a trabajar como modelo. Sin embargo, este trabajo poco le daba de dinero y decidió continuar con las artes esotéricas, con lo cual se dedicó al tarot y siguió implementando su incursión en el mundo de la delincuencia y la prostitución.
Su condición de bisexual le hizo conocer a dos jóvenes: Martín Quintana y Omar Ochoa, quienes no solo fueron sus amantes sino sus cómplices de distintas fechorías. Con el paso de la década de 1980, Constanzo se convirtió en líder de un culto religioso, en el cual conoció a capos narcos, policías y gente reconocida del ambiente.
Este culto fue instalado en la región mexicana de Matamoros, en la frontera con Estados Unidos, en donde además de realizarse ciertas ceremonias, se vendía droga y se secuestraba y mataba persona para sacrificios humanos, es decir, una bomba de tiempo que podría estallar en cualquier momento.
En 1989, la desaparición de un turista estadounidense, llamado Mark Kilroy, movilizó a la policía mexicana, quien al ser presionada por la justicia texana, inició la búsqueda del sujeto. En esa exhaustiva investigación, dieron con el grupo de culto de Adolfo Constanzo y tras arrestar a varios de sus miembros, la confesión de estos no tardó en llegar y fueron vinculados con la muerte del turista estadounidense.
Esa detención fue la "punta del iceberg" que permitió esclarecer los hechos que ocurrían en Matamoros, como el secuestro y muerte de ciertos sujetos a manos de Constanzo, quien estaba detrás de todos hechos, con lo cual la policía fue por su detención, situación que pudo haberse dado a comienzos de mayo de 1989, momento en que los agentes del orden fueron a buscarlo a su departamento.
Constanzo estaba con dos de sus secuaces y no estaba en sus planes ir a la cárcel o entregarse, con lo cual ordenó tirar miles de dólares por la ventana para distraer a los agentes de policía, sin embargo, no pudo evitar el enfrentamiento armado pero el criminal, que no estaba decidido a ser detenido, le ordenó a uno de sus seguidores que lo asesinara a él y otro de sus discípulos, para cuando ingresó la policía, ambos estaban muertos y Sara Alderete, otra de sus compinches fue detenida, juzgada y sentenciada a 6 décadas por su participación en el citado culto. secuestros, torturas y asesinatos.
La muerte de Adolfo Constanzo marcó el final de un criminal que mezcló los ritos religiosos con los ilícitos mundanos, dejando secuestrados y muertos a su paso.
POR G.A.