El ex futbolista inglés David Beckham hizo una fila de 12 horas para presentar sus respetos ante el féretro de la reina Isabel II, y tras pasar cerca del ataúd en Westminster Hall, calificó el momento como "muy especial", por las diferentes historias que escucho a lo largo de su vida sobre la fallecida monarca.

BBC Sports destacó que Beckham, vestido con un sobretodo negro, una boina del mismo color e incipiente barba, se unió a la cola a las dos de la mañana del viernes, como cualquier ciudadano que deseaba rendirle tributo a la fallecida reina.

"Pensé que al llegar a la madrugada iba a estar un poco más tranquilo, me equivoqué. Todos queremos estar aquí juntos, todos queremos experimentar algo donde celebremos la increíble vida de nuestra Reina y creo que algo como esto debe ser compartido juntos", dijo el ex jugador del Manchester United y que jugó 115 partidos en el seleccionado inglés.

Cabe destacar, que Beckham recibió la Orden del Imperio Británico (OBE) de la Reina en 2003 por sus servicios al fútbol, y los recordó de la siguiente manera "Para recibir mi OBE, llevé a mis abuelos conmigo, quienes fueron los que realmente me educaron para ser un gran miembro de la realeza y un fanático de la Familia Real, y obviamente también tenía a mi esposa allí".

Una larga espera

El ex futbolista del Real Madrid, AC Milán y Paris Saint Germain, entre otros clubes, consideró haber “tenido mucha suerte de poder tener algunos momentos así” con la monarca más longeva en la historia del Reino Unido. “Es un día triste, pero un día para recordar”, aseguró.

El exjugador se unió a la larga fila a lo largo del río Támesis y reveló que él y los que lo rodeaban se habían alimentado durante esa espera con papas fritas, dulces, limonada y café.

En tanto, la reina permanecerá en el Salón de Westminster del Parlamento hasta el lunes por la mañana, cuando su funeral se llevará a cabo en la cercana Abadía de Westminster.

David Beckham tiene un gran admiración por la difunta Reina (Archivo).

Cabe destacar, que el fallecimiento de Isabel II ha generado una masiva movilización popular que obligó a las autoridades a detener temporalmente a las personas, y dirigirlas a unas áreas de espera para tener el control de las aglomeraciones.