Francisco beatificó a Juan Pablo I tras un milagro argentino: la historia de la nena que iba a morir y sanó
En los 33 días que desempeñó el rol de Papa, Juan Pablo I salvó a una niña de la muerte y este domingo 4 de septiembre el Papa Francisco lo beatificó. Conocé la historia de Candela Giarda, la joven argentina del milagro.
Este domingo el papa Francisco proclamó beato a Juan Pablo I, “el papa de la sonrisa”. El papado del último pontífice italiano duró tan solo 33 días. El 26 de agosto de 1978 falleció de un infarto.
Su beatificación se debe a que hace unos años atrás el Vaticano aprobó un milagro que se le atribuyó sobre una niña argentina que se encontraba en estado vegetativo en la Fundación Favaloro.
Tras ser desahuciada por los médicos, su madre, angustiada, fue en busca de José Dabusti, el cura de la iglesia a la que cada día iba a rezar. El religioso le dijo: “Vamos a rezar a Juan Pablo I para que intervenga y Candela se sane”.
De esta manera empezó a rezar a Juan Pablo I y, de la noche a la mañana, la situación de Candela Giarda se revirtió totalmente. La mujer no sabía quién era Juan Pablo I, pero confió y rezó.
La chica de Paraná de 11 años en su momento se encontraba al borde de la muerte en julio de 2011 por “encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica refractaria maligna y shock séptico” pasó la noche pero de un día para otro su situación cambió y obtuvo el alta médica. Jamás se pudo justificar por una razón científica.
Fue así como muchos años después, el año pasado, Francisco aprobó la atribución de un milagro a la intercesión de Juan Pablo I, la recuperación en 2011 de aquella niña enferma de 11 años.
Actualmente Candela tiene 21 años, es estudiante universitaria y lleva una vida totalmente normal. Tanto es así que no pudo viajar a Roma para asistir a la ceremonia de beatificación de este domingo porque tuvo un accidente en el pie en el gimnasio.
El cura que intervino en la vida de la joven, viajó a Roma para la ceremonia de beatificación y dijo que no sabe porqué, invocó en sus oraciones a Juan Pablo I. “Fue el Espíritu Santo el que me inspiró”.
En el momento culminante de la ceremonia de beatificación, Papa Francisco dictó: “Con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el Venerable siervo de Dios, Juan Pablo I, Papa, de ahora en adelante sea llamado beato”.
Con esta fórmula Francisco elevó a los altares a Albino Luciani, disponiendo que cada año se lo celebre el 26 de agosto, en recuerdo de ese día de 1978 cuando fue elegido como 263mo sucesor de San Pedro.