Esta es la historia de Juan Dual, un español que ha superado todas las adversidades que se encontró en la vida y siempre aprendiendo algo, cómo el mismo afirma, “mi vida es ensayo y error”.

Este muchacho no la tuvo fácil. A sus jóvenes 13 años le diagnosticaron una enfermedad hereditaria que ya se había “cargado” a su tía y a su abuelo. La poliposis familiar múltiple, le dejaba un 99,8% de probabilidades de desarrollar cáncer en el aparato digestivo. Por lo tanto y para prevenir este escenario, tuvieron que quitarle el estomago, el recto y el colon. Por supuesto que no todo junto, sino en que en diferentes momentos. Su padre también había luchado contra el mismo cuadro pero salió adelante.

A pesar de todo lo que le sacaron de su cuerpo, hoy es maratonista y recorre el mundo para contar su historia y así, inspirar a otras personas.

Tras años de lucha pudo encontrar su dos pasiones: correr y ayudar a otros. 

No fue facil

Seis años después del primer diagnóstico, a sus 19 años, le informaron a nuestro protagonista que debían extirparle el cólon y el recto. Este sería el principio nomás ya que la operación se complicó y casi “no la cuenta”"Se hace una previsión de fechas en las que van a empezar a salir piezas del cuerpo", explicó Juan sobre el proceso.

Los amigos lectores  podrán pensar que ya pasó lo peor. Lo cierto es que no, todavía quedaban más escalones por subir en una muy empinada escalera. Nueve años después, tuvieron que retirarle el estómago para evitar que el cáncer se desarrolle allí. Una vez operado presentó una importante hemorragia que nuevamente lo puso cara a cara con la muerte y poco tiempo después, su vesícula bilar fue colonizada por una bacteria por lo que también hubo que extirparla.

Tras un par de  desmayos, aprendió a interpretar las señales que le envía su cuerpo para comer. 

"Cuando has jugado tan de cerca con la muerte, dos o tres veces, te das cuenta de que la escala de valores... Estamos aquí muy poco tiempo", remarcó.

Vivir para motivar

A partir de entonces, Juan se recuperó y su vida cambió radicalmente."Perdí el 50 % de mi masa corporal y me quedé completamente sin fuerzas", señaló el sobreviviente y aclaro que llegó a pesar 57 kilos. En ese momento se le presentó una oportunidad y enfiló rumbo a Japón. "Estábamos en plena crisis económica y todo a mi alrededor era bastante negativo, así que en cuanto estuve un poco recuperado decidí aprovechar la oportunidad que me dieron unos buenos amigos de mis padres e irme a vivir una temporada a Japón", recordó.

"No hablo una palabra de japonés, no entendía nada en televisión, así que me dediqué a pasear una perrita a diario hasta que un día ella tiró de mí y me di cuenta de que podía trotar", añadió sobre su estadía en el país nipón.

Tras unos meses en Asia, surgió la chance de emigrar hacia Inglaterra, dónde encontró su pasión por el running. "En un pueblo bonito, pero sin más entretenimiento que unas colinas preciosas, así que empecé a correr. Ahí conocí a un grupo de deportistas con los que empecé a salir, y algunos de ellos se quedaron sorprendidos por lo hecho polvo que quedaba tras cada salida", rememoró y agregó que "les conté lo que me pasaba y alucinaron, y ahí nació la idea de enfocar mi vida a motivar a otros".

Además de correr, disfruta de andar en bicicleta y del trecking. 

Allí comprendió cuáles eran sus dos pasiones: correr y ayudar a otros a través de su historia. Con eso ya definido, decidió volver a su España natal.

¿Cómo es ser maratonista sin tener estómago?

En cuanto a su relación con la comida, le agradeció a su nutricionista por hacer posible que siga con el deporte. Recordemos que es una persona que corre maratones pero que no tiene ni estómago, ni recto ni colon. "Me hice el tonto una vez, pero no dos. Con el apoyo de Pepa, mi nutricionista, reaprendí a comer. Así volví a andar, luego a trotar y ya a correr. Puedo digerir, pero no conservar demasiado la energía, así que debo estar comiendo todo el día; es complicado, pero lo tengo aprendido", explicó Juan.

Además del deporte, su família ha sido otro de los pilares para su recuperación. 

Aquí es dónde empiezan los problemas, ya que al no contar con su estómago para avisarle al cerebro cuando necesita comer y al tener solo 3% de grasa corporal, su organismo tiene difícil encontrar energía para mantener el ritmo. Por lo tanto, debe realizar algunas paradas técnicas para comer. Siempre lleva un su mochila algunos bocadillos que le inyectan energías para continuar.

"No puedo comer en movimiento, me tengo que detener. En muchas carreras me pasan rivales porque me detengo 10 o 15 minutos y luego les vuelvo a pasar. Muchos se quedan extrañados cuando le vuelvo a adelantar y se repite la historia en el siguiente puesto de comida", sorprendió.

Para no olvidarse, ya tiene sabidos cuales son los momentos del día en los que necesita alimentarse.

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 "Empiezas a hablar, ellos te cuentan sus problemas con el trabajo o personales, y cuando yo les cuento lo mío se quedan helados: 'Joder, y yo me quejo', me suelen decir. Yo siempre les digo que cada uno nos quejamos de lo que nos afecta, lo malo es no hacer nada por cambiar eso de lo que te quejas”, expresó.

Si hay algo que nos queda de la historia de Juan Dual, es que no importa las adversidades a las que te enfrentes, hay que aferrarse a algo y salir adelante. En el caso de nuestro amigo español, es algo fue el deporte.

"El deporte me ayuda mucho y me lo ha dado todo. Cuanto más corro o pedaleo, más como. Si como, tengo más energía y fortaleza. Mi familia se tranquiliza porque me ve mejor. Además, sirvo de motivación para mucha gente que conoce mi historia. Me manda mensajes que son un empujón para seguir adelante. Siempre necesitas aferrarte a algo. La vida, me ha dado tantas oportunidades de seguir viviendo que, ya que estoy vacío por dentro, quiero llenarme de aventuras. Mi vida es ensayo y error", afirmó.

Por último, les deja una última moraleja a todos los que escucharon o leyeron, como en este caso, sobre su historia. "Si una persona sin colon, recto, estómago, ni vesícula biliar puede hacer todo esto ¿qué puede ser capaz de hacer cualquier persona con unas condiciones normales? Si no haces nada para modificar algo que te sucede, el derecho a quejarte se diluye".