John Hollis, un estadounidense de 54 años que se desempeña como gerente de comunicaciones de la Universidad George Mason, en el estado de Virginia, es considerado casi un superhéroe porque, tras participar de distintos estudios médicos, se confirmó que "al parecer el coronavirus no puede dañarlo".

A partir de esa evaluación Hollis se transformó en un “súperanticuerpos” que puede más que el COVID-19.

Según la prensa estadounidense, en abril de 2020 el compañero de casa de Hollis se enfermó gravemente de coronavirus. Él pensó que podía padecer el virus, pero, en realidad, ya lo tenía y pudo haber infectado a su colega en la universidad.

Por eso consultó a un patólogo y bioingeniero de la Universidad George Mason, Lance Liotta, quien le recomendó participar en un estudio de anticuerpos COVID-19.

Tras una serie de pruebas, Hollis recibió la noticia que, lejos de estar en riesgo frente al virus, era resistente a él.

El estudio médico indicó que se trata de un fenómeno que hallado en menos del 5% de la población que contrajo el coronavirus.

Entonces, Hollis y su sangre resultan recursos valiosos para identificar posibles tratamientos contra el virus, confirmó Liotta.

Los superanticuerpos serían mucho mejores como donantes, porque son más poderosos y pueden cubrir diferentes partes del virus", explicó el médico.