Aunque ha sido uno de los países más castigados por el coronavirus, el primer ministro italiano, Mario Draghi, anunció la reapertura nacional para el próximo 26 de este mes, por lo que las restricciones se suavizan y se va a permitir que abran bares, restaurantes y que se celebren espectáculos. La condición es que se haga al aire libre, es decir, los locales que no dispongan de una terraza o un espacio abierto, seguirán cerrados.

Los restaurantes esta vez podrán servir desayunos, comidas y cenas, hasta la hora fijada para el toque de queda que, en Italia, se mantiene a las 22. Y esto es una novedad, porque durante los últimos seis meses, y antes del cierre total, la hostelería estaba obligada a bajar la persiana antes de las seis de la tarde.

Draghi justifica esta decisión porque dice que el riesgo de contagio al aire libre es infinitamente menor que en espacios cerrados. Muestra un prudente optimismo en la evolución de los datos sobre el covid en Italia y mira al futuro con esperanza. Pero reconoce que asume un riesgo, la mejora es evidente pero no tanto como le hubiera gustado.

Varios factores han ayudado también a tomar esta decisión, de hecho, detrás de ella se perciben las presiones de algunos miembros de su Gobierno, especialmente la de Mateo Salvini, el líder de la Liga, el partido de extrema derecha. Pero también la de algunos presidentes regionales que no han dudado en alzar la voz pidiendo eliminar las prohibiciones actuales.

De trasfondo, las crecientes protestas en las calles de los sectores más afectados por el confinamiento que han recorrido el país al grito de "Libertad". El movimiento #Ioapro, yo abro, ha movilizado a decenas de hosteleros y en algunos casos, como ocurrió la semana pasada en Roma, derivaron en fuertes enfrentamientos con la policía a las puertas de la sede del Parlamento.

También el mundo de la cultura ha protagonizado movilizaciones ya que desde el miércoles un grupo de actores, músicos y trabajadores del sector han ocupado el espacio del Globe Theatre de Roma pidiendo una reapertura que, en su caso, se prolonga desde el pasado otoño.

Pedido de cultura y deporte

El propio ministro de Cultura, Dario Franceschini, se sumó a la movilización tras conocer que Italia iba a consentir público en los estadios para la celebración de la Eurocopa, el próximo mes de junio. "El mismo tratamiento para la Cultura, llegó a decir".

Antes de que el clamor de la calle tenga más peso, el Gobierno de Draghi ha movido ficha en un país donde las cifras de contagios, pero sobre todo de muertos, siguen siendo elevadas. Esta semana se han seguido sumando a la lista de muertos una media de 400 al día, mientras el ritmo de vacunación no termina de despegar. El objetivo del Gobierno es vacunar a medio millón de italianos al día, pero hoy por hoy no llega a los 300.000.