Detuvieron a varias personas en Suiza por la primera muerte en una "cápsula" de asistencia al suicidio
La máquina llamada “Sarco” libera nitrógeno luego de presionar un botón y no necesita la presencia de un médico. El dispositivo le permite a las personas quitarse la vida en cuestión de minutos. Más detalles, en la nota.
En las últimas horas, varias personas fueron arrestadas en Suiza tras ser acusadas por “incitación y asistencia al suicidio” luego de descubrir que usaron un dispositivo llamado Sarco. El aparato le permite a una persona quitarse la vida sin la ayuda de un médico tras apretar un botón que libera nitrógeno dentro del sarcófago.
En ese sentido, el individuo pierde el conocimiento en un lapso muy corto de tiempo y muere en cuestión de minutos, según indica la asociación que promueve este artefacto. Si bien el suicidio asistido es legal en ese país europeo, debe ser supervisado por un doctor.
El pasado lunes, The Last Resort, la asociación que defiende el uso del artefacto, anunció en un comunicado que “el lunes 23 de septiembre, hacia las 16.01 horas (14.01 GMT), una mujer de 64 años del Medio Oeste estadounidense murió mientras utilizaba el dispositivo Sarco”, declaró la asociación.
Ante esto, la fiscalía de un pequeño cantón del norte de Suiza inició una investigación al recibir la denuncia sobre “un suicidio asistido mediante el uso de la cápsula Sarco”. A raíz de este suceso, se abrió un proceso penal contra varias personas por “incitación y asistencia al suicidio”.
Por su parte, este caso sería la primera vez que se utiliza dicho dispositivo, según destacaron las autoridades del lugar. “La cápsula fue confiscada y el cuerpo de la persona fallecida fue trasladado para una autopsia”, informó la policía cantonal.
Por último, en julio pasado, los creadores de este dispositivo presentaron su invento con la idea de poder usarlo en Suiza, algo que generó una gran conmoción y polémica entre los europeos. En este contexto, recalcaron que si bien el suicidio asistido es legal en ese país europeo, no se puede hacerse sin la supervisión de un profesional de la salud.