La comunidad británica se encuentra consternada por el caso de un bebé que falleció a pesar de que sus padres lo llevaron a la guardia del hospital en más de 10 ocasiones y los médicos lo enviaban de vuelta a su casa. La familia decidió llevar el impactante caso a la justicia.

Esta historia tiene como protagonista a Archie Squiere, un bebé de un año que solía sonreír todo el tiempo y hacía brillar la vida de su familia (oriunda de la ciudad británica de Kent) durante su año de vida. 

Sin embargo, el pequeño fue diagnosticado con una anomalía congénita de la que se registraron menos de 50 casos en el mundo.

En una entrevista con el medio británico The Sun, Lauren Parrish y Jake Squire, padres de Archie, sostuvieron que la criatura presentó estreñimiento y falta de aire, por lo que lo llevaron a una consulta, pero los médicos le indicaron que padecía una infección en el pecho. 

Pero esta situación se repitió varias veces y siempre era dado de alta, ya que les decían que tenía bronquiolitis crónica.

Sin embargo, en noviembre del 2023, el bebé presentó estreñimiento y vómitos y su familia lo llevó una vez más al hospital sin saber que sería su último ingreso, y tres días después de cumplir su primer año, murió tras sufrir dos paros cardíacos.

 Archie murió tars sufrir dos paros cardíacos (The Sun).
. Archie murió tars sufrir dos paros cardíacos (The Sun).

Hasta ese momento, ellos no sabían qué era lo que había ocasionado el trágico desenlace, por lo que se le hizo la autopsia al cuerpo del bebé y descubrieron que padecía una rara afección cardíaca, llamada inversión ventricular cardíaca aislada, es decir, un diagnóstico que ningún médico había mencionado.

¿Qué enfermedad padecía el bebé?

Los expertos de la salud citados por el medio británico sostienen que la “inversión ventricular cardíaca aislada ocurre cuando las cámaras del corazón (los ventrículos) están en posiciones incorrectas, lo que significa que la aurícula izquierda ingresa al ventrículo derecho y la aurícula derecha ingresa al ventrículo izquierdo”.

Es una afección congénita que podría detectarse con una ecografía fetal que raramente se realiza. Los estudios sobre esta condición revelan que se detectaron menos de 50 casos de inversión ventricular aislada a nivel mundial desde 1966.

La investigación ordenada por el forense, arrojó como resultado que hubo “oportunidades perdidas” para reconocer una “sombra cardíaca anormal” en una radiografía realizada al bebé un mes antes de su muerte. También se había solicitado un ecocardiograma en el mismo mes, pero como no se pidió de forma urgente, no llegaron a realizarlo.

Según informó el medio británico, la investigación identificó fallas en la atención al niño, que incluyeron demoras en aceptar derivaciones de médicos de cabecera, cartas de clínicas, visitas y admisiones anteriores que no se revisaban. 

Además, en el informe se indicó también que los médicos no consideraron un diagnóstico más amplio más allá de la bronquiolitis. Finalmente, los padres del bebé esperan justicia y la resolución del Tribunal Forense del Noreste de Kent, y describieron al pequeño como “un niño feliz que siempre estaba sonriendo”.