El papa emérito Benedicto XVI, quien murió este sábado a los 95 años, antes de estar durante ocho años en el trono de Pedro fue casi 25 años el poderoso jefe de la oficina doctrinal del Vaticano, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF).

Para mayor precisión al respecto, desde 1981 fue conocido como el cardenal guardián de la ortodoxia doctrinaria y de la disciplina eclesiástica. Por ese entonces, el alemán Joseph Ratzinger era la mano derecha Juan Pablo II. O sea que, en la práctica, era el número dos de la Iglesia Católica por su influencia en el largo pontificado de casi 27 años del polaco Karol Wojtyla.

Como conservador teológico intransigente, Ratzinger había dejado Alemania y su puesto como arzobispo de Munich en 1982 para encabezar la CDF. Su disciplina ante los sacerdotes latinoamericanos que promovían la Teología de la Liberación de influencia marxista, le otorgó el seudónimo de "Rottweiler de Dios".

Había nacido en Marktl am Inn, en el ámbito de la diócesis de Passau, el 16 de abril de 1927. Su padre, quien tuvo un cargo jerárquico en la Gendarmería, provenía de una antigua familia de agricultores de la Baja Baviera. Pero él pasó la adolescencia en Traunstein y fue llamado en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial para los servicios auxiliares antiaéreos de Hitler.

Desde 1946 estudió filosofía y teología en la Universidad de Munich, y fue ordenado sacerdote en 1951. Designado cardenal por el papa Pablo VI en 1977, en noviembre de1981 fue nombrado por Juan Pablo II como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Joseph Ratzinger, en una foto de 2022 (Gentileza Deia.eus).

Su llegada al trono de Pedro

Ratzinger se convirtió en el primer papa alemán en 1000 años al ser elegido para ocupar el trono de Pedro el 19 de abril de 2005. Sucedió así al popular Juan Pablo II, quien estuvo al frente de la Iglesia Católica durante casi 27 años. Los cardenales que lo votaron buscaron lo que uno de ellos definió como "un par de manos seguras".

Durante sus ocho años como Papa, Benedicto XVI realizó 24 viajes oficiales, incluido uno a Brasil en 2007 para la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, uno de los dos que hizo a la región junto al de 2012 a México y Cuba.

Acusaciones en su contra y su inesperada renuncia que permitió una renovación en la Iglesia

Durante su pontificado, aumentaron las denuncias contra sacerdotes por presuntos abusos sexuales de menores, que aun en la actualidad comprometen a la Iglesia.

En Estados Unidos, centro principal de los casos que tomaron estado público, Ratzinger fue acusado de brindar cobertura a supuestos culpables.

Además, estuvo golpeado por disputas internas que tuvieron su pico más alto en el primer escándalo "Vatileaks" que reveló el robo de documentos secretos de su mayordomo. Los papales apuntaban a presuntos hechos de corrupción de las altas esferas de la Iglesia.

"Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se adecúan por más tiempo al ejercicio de mi Ministerio. Con total libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma y Sucesor de Pedro", anunció Ratzinger, en latín, a un grupo de cardenales que lo escuchaban un lunes feriado en el Vaticano, 11 de febrero de 2013.

La sorpresa fue tal que incluso la Santa Sede desconocía que verbo usar para el hecho y hasta cómo sería denominado el religioso alemán una vez que el 28 de febrero de ese año se formalizara su dimisión. Ffinalmente se optó por el "papa emérito" con el que se lo mencionó hasta hoy. Fue la primera renuncia voluntaria de un Papa desde la de Celestino V en 1294.

Esa decisión, inédita en la era moderna, inició el camino de una renovación de la Iglesia que tuvo su primera manifestación en la elección por primera vez en la historia de un pontífice no europeo, el argentino Jorge Bergoglio, quien ese convirtió en el papa Francisco apoyado por el ala progresista y su líder, el cardenal Carlo María Martini.