Los franceses definirán este domingo a su futuro presidente en un nuevo balotaje entre el actual mandatario y candidato a la reelección, Emmanuel Macron, y la aspirante de extrema derecha Marine Le Pen, un duelo mucho más ajustado que el de 2017, cuya definición dependerá en gran parte de la movilización del electorado de izquierda.

En total, unos 48,7 millones de personas -más de 1,6 millón residentes en el extranjero- conforman el padrón electoral de estos comicios. Las mesas cierran a las 20 (las 15 en Argentina), y enseguida se empezarán a conocer los resultados.

Le Pen podría convertirse en la primera mujer presidenta, mientras que Macron sería el primero en ser reelegido desde el conservador Jacques Chirac (1995-2007).

El actual presidente votó pasado el mediodía en la norteña localidad de Le Touquet, en la región de Paso de Calais, acompañado de su esposa, Brigitte. Al salir del centro de votación, unos 20 minutos después, saludó a decenas de simpatizantes.

Emmanuel Macron en el centro de votación (Gentileza: AFP).

Por su parte, Una multitud aún mayor vitoreó a Le Pen a su llegada a la mesa donde votó, en el norte de Francia, en la ciudad de Hénin-Beaumont, en el mismo departamento de Paso de Calais.

Con una gran sonrisa, avanzó muy lentamente hacia su mesa, estrechando la mano de partidarios y tomándose selfies, informó la agencia de noticias francesa AFP.

Marine Le Pen emitiendo su voto (Crédito: Twitter).

Macron o Le Pen: ¿Qué dicen las encuestas?

Si bien Macron lideró la primera vuelta con 27,85% de los votos frente al 23,15% de su rival, la distancia estimada para el balotaje sigue siendo estrecha y se situaría entre 6 y 15 puntos porcentuales, según diferentes encuestas. Un margen reducido comparado con los más de 30 puntos de ventaja con que derrotó a la aspirante de ultraderecha cinco años atrás.

Desgastado tras un gobierno marcado por sucesivas crisis y un importante malestar social, el mandatario no cuenta con la frescura de antaño y causa un rechazo creciente entre las clases populares. Una situación de la que intenta beneficiarse su rival, quien se presenta como "madre de familia" y protectora de los "más vulnerables" en un contexto de encarecimiento del costo de vida, impulsado primero por la pandemia y actualmente por la guerra en Ucrania.

Veinte años después de que su padre, Jean-Marie Le Pen, accediera sorpresivamente a la segunda vuelta y todos los partidos llamaran en bloque a votar contra la extrema derecha, el conocido como "frente republicano" ya no es unánime y tiene menos eco en un país en el que los partidos tradicionales de gobierno -socialistas y conservadores- sufrieron sus peores derrotas electorales.

Sólo tres candidatos instaron a sus bases a votar de forma explícita por Macron, mientras que el aspirante de izquierda y tercero en la contienda, Jean-Luc Mélenchon (21,95%), pidió "no dar ni un solo voto a Le Pen", pero sin descartar el voto en blanco o la abstención como alternativas.

El 10 de abril, Mélenchon se impuso en este territorio francés en El Caribe y quedó en tercer lugar en toda Francia con casi un 22% de votos. Los dos finalistas lanzaron guiños a sus electores durante toda la campaña para tratar de movilizarlos y atraerlos.

La abstención se anuncia como una de las principales incógnitas del balotaje, máxime cuando el desencanto por deber votar de nuevo entre Macron y Le Pen cunde entre parte del electorado, especialmente jóvenes, y los votantes del izquierdista Jean-Luc Mélenchon.

La abstención se situó en el 26,31% en la primera vuelta. El actual balotaje puede batir el récord de votos en blanco o nulos que muchos franceses escogieron en 2017 para expresar su rechazo a elegir entre los dos finalistas.

Los primeros ministros socialdemócratas de Alemania, España y Portugal, así como el expresidente izquierdista de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, expresaron su apoyo a Macron durante la campaña.

Las presidenciales se seguirán de las elecciones legislativas en junio, claves para la gobernabilidad. Actualmente, el partido de Macron tiene la mayoría.