Revolución cubana: el día que nació el mito de Fidel Castro
El 8 de enero de 1959 fue el momento más determinante del movimiento revolucionario, ya que el ex presidente dio el primer discurso ante cientos de miles de personas.
Si bien los historiadores reflejan de mayor manera al 1 de enero de 1959 como la fecha en que las fuerzas del ejército rebelde, encabezadas por Fidel Castro, ingresaron en Santiago de Cuba de forma victoriosa derivando en el escape del dictador Fulgencio Batista hacia Estados Unidos (previo paso por República Dominicana), otros consideran que el 8 de ese mes fue el momento más determinante del movimiento revolucionario, ya que el propio Castro entró de forma triunfal a La Habana y dio el primer discurso ante cientos de miles de personas.
Atrás pareció quedar aquella madrugada del inicio del año 1959, cuando las tropas del Segundo frente Nacional Escambray, comandadas por Eloy Gutiérrez Menoyo, ingresaron a la ciudad de La Habana en compañía de las hombres del Movimiento 26 de Julio, liderados por Camilo Cienfuegos y Ernesto "Che" Guevara, tomando la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el Campo Columbia sin disparar un tiro.
Presidente interino y ministros
Esta acción le dió la tranquilidad a Fidel Castro (acompañado de su hermano Raúl) para entrar a la capital cubana, y derrocar al régimen de Batista (estuvo en el poder desde marzo de 1952), colocando en su lugar como presidente interino a Manuel Urrutia Lleó.
El gobierno revolucionario liderado por Lleó en un principio, tuvo el acompañamiento de José Miró Cardona como primer ministro, Regino Boti (Economía), Armando Hart (Educación), Roberto Agramonte (Relaciones exteriores), Luis Orlando Rodríguez (Interior), Rufo López Fresquet (Hacienda), Enrique Oltuski (Comunicaciones), entre otros cargos y dejando a Fidel Castro como comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Volviendo a aquella mañana de 8 de enero, la Caravana de la Libertad irrumpió en la ciudad de La Habana como una brisa de aire fresco, ante la situación en que el país había quedado en el gobierno de Batista, desde la caída económica pasando por la crisis social vivida en aquellos años.
Es por eso, que para los cubanos la figura de Castro les hizo pensar que un cambio podía ser posible, y por tal motivo, fue recibido de manera jubilosa por la muchedumbre, quien acompañó el paso de quien a futuro fue el gobernante de la isla por varias décadas.
Tras varias horas de atravesar en un jeep y luego un tanque diversos puntos de la ciudad, Castro alcanzó el campamento militar de Columbia y en la noche de aquel 8 de enero de 1959, pronunció su discurso recordado por miles habaneros y desde aquel entonces, su nombre quedó inmortalizado en la historia de la política mundial dejando sembrados fanáticos y detractores.
En cuanto a qué ocurrió con el presidente interino Lleó, la relación con Fidel se complicó en los meses posteriores, de hecho, el "comandante" fue expulsado de su cargo por el primer mandatario, pero las calles se encargaron de "sacar" a Lleó y colocar en el futuro a Castro en el poder, aunque eso es otra historia.
Discurso para las masas
Aquella noche del 8 de enero, Castro ensayó un largo discurso ante la atención del pueblo cubano, y algunas de las frases más importantes del líder revolucionario fueron las siguientes.
"Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil", inició el líder caribeño.
"Nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra, esa tropa es el pueblo. más que el pueblo no puede un general, más que el pueblo no puede un ejército. porque el pueblo es invencible y el pueblo fue quien ganó esta guerra", relató Castro.
En otra parte de la oratoria, Castro agregó que "de la disciplina del pueblo y del espíritu del pueblo me siento orgulloso, porque si algo realmente excelente ha hecho, es demostrar su dignidad y civismo. Vale la pena sacrificarse por un pueblo así. ¡Jamás defraudaremos a nuestro pueblo!".
"Todo el que haga hoy algo contra la paz de Cuba, todo el que haga hoy algo que ponga en peligro la tranquilidad y la felicidad de millones de madres cubanas, es un criminal y es un traidor. Quien no esté dispuesto a renunciar a algo por la paz, quien no esté dispuesto a renunciar todo por la paz en esta hora, es un criminal y es un traidor", sintetizó Castro.
POR G.A.