Restauración de pisos de madera: ¿Plastificado o hidrolaqueado?
Con el tiempo, puede verse desgastada y sin brillo. Sin embargo, existen diferentes técnicas para recuperar su aspecto. Te contamos cuáles son.
Mantener el estado de los pisos de madera a través de los años no es una tarea fácil. El paso del tiempo, las ralladuras, la humedad y el polvo pueden volverlo opaco y agrietado. Cuando esto ocurre hay dos opciones: reemplazarlo por completo, con el enorme costo que esto significa; o renovarlo mediante un plastificado o un hidrolaqueado, dos técnicas de restauración más económicas que dejarán la madera como nueva.
Para decidir entre estos dos métodos, es necesario comprender primero de qué se trata cada uno, qué resultado ofrecen y cuál es más adecuado para cada tipo de piso.
Para renovar la madera y no dañarla en el proceso, lo primero a considerar son los componentes que intervienen en los productos a utilizar en cada una de estas técnicas.
El plastificado se realiza a base de solventes, mientras que el hidrolaqueado lleva una base de laca acuosa. Esto quiere decir que el producto necesario para plastificar los pisos es más rígido y duro. Lo que aumenta su durabilidad hasta casi diez años, de acuerdo al mantenimiento y uso que se le dé.
Gracias a los componentes que intervienen en un plastificado, se obtiene una película gruesa y brillante, que puede ser de tono satinado o mate.
Antes de realizar cualquier trabajo, hay que verificar que la madera esté apta para pulir una vez más. Si es muy fina puede partirse durante el procedimiento.
Las personas que prefieran un aspecto más natural pueden recurrir al hidrolaqueado, que protege a la madera con una capa más delgada y deja ver las vetas de los tablones. Los resultados de esta técnica van desde los tonos mate hasta los satinados y brillantes.
Otro dato importante para elegir entre un trabajo o el otro, tiene que ver con los tiempos que conlleva cada uno de ellos. El plastificado lleva un día de trabajo y es transitable en 24 horas. En cambio, el hidrolaqueado tiene un tiempo de secado más rápido, de 8 a 12 horas. Este último, no deja olor ni contamina el ambiente ya que su base es acuosa.
Hay muchas personas que se inclinan hacia una u otra opción según la durabilidad. En este aspecto, cabe destacar que el hidrolaqueado tiene una duración de 2 a 10 años, de acuerdo al tránsito. Y aunque el plastificado deja una superficie rígida, su vigencia es bastante similar a la primera técnica.
El nivel de toxicidad de cada uno también debe ser considerado antes de proceder a la restauración, El plastificado es la opción más tóxica debido a su composición., un detalle no menor si el trabajo se va a realizar en presencia de niños y adultos mayores.
Sin embargo, la diferencia principal que se encuentra entre el hidrolaqueado y el plastificado es que la primera opción respeta más la veta de la madera y la deja con un aspecto más natural, sin remover los taninos de la misma como sí hacen los productos a base de solventes.
En resumen, quienes prefieran los pisos semimate y una restauración menos tóxica, pueden optar por el hidrolaqueado. Aquellos que deseen renovar espacios muy transitados de la casa y les guste más el brillo, pueden apostar al plastificado, que no los va a defraudar.
¿Cómo hidrolaquear?
El paso previo a este procedimiento es el pulido. Para llevar a cabo este paso, primero hay que lijar con una pieza de abrasión de intensidad media o profunda. Además, es necesario contar con la maquinaria adecuada (se puede alquilar por un costo relativamente bajo) que cuente con la función de aspiración para evitar el polvo.
Una vez realizado este trabajo, se debe hacer un lijado fino en la misma dirección de la madera. Cuando el piso se encuentre en condiciones, se puede comenzar a aplicar la hidrolaca. Es fundamental colocar entre dos o tres manos del producto para hidrolaqueado. Entre cada aplicación, hay que volver a lijar suavemente el piso para darle un acabado perfecto y ayudar a que el material se adhiera de forma pareja.
Al finalizar el proceso, es recomendable dejar secar el piso durante, al menos, 12 horas para transitar y dos semanas antes de la primera limpieza.