La mujer de 89 años dada por muerta por una clínica privada en Resistencia y que su hija descubrió que presentaban signos vitales cuando estaba a punto de ser ingresada a la sala crematoria, murió tras varios días de agonía en un hospital de la capital chaqueña.

Por la insólita situación, la Justicia de esa provincia abrió una investigación por mala praxis contra la clínica a partir de una presentación formal de la hija en la Comisaría 1° de Resistencia. 

Después de constatar que efectivamente la mujer seguía viva volvieron a internarla en un estado muy delicado de salud hasta que falleció este miércoles.

Según consta la denuncia de la hija, el sábado llevó a su madre a una clínica, donde debido a su estado de salud por una falla en el sistema biliar, la derivaron al área de terapia intensiva.

Allí quedó internada el sábado y cuando regresó, el domingo a la mañana, la mujer fue informada por una médica de que su madre había fallecido, por lo que comenzó a buscar un lugar para cremar el cuerpo de la fallecida.

En el servicio funerario, según el relato del policía, colocaron el féretro aislado con un vidrio y le pusieron un barbijo al cadáver para que su familia pudiera despedirse durante una hora.

En este momento, la hija de la mujer fallecida comenzó a ver que "el barbijo se movía" como si la mujer estuviera respirando. Inmediatamente, dio aviso al personal de la casa funeraria y posteriormente al servicio de emergencias.

“Yo sé que vos vas a querer hablar conmigo, pero ahora en este momento solo quería avisarte que mamá esta con vida. Al final estábamos en la sala crematoria y la vimos con sus signos vitales. Ahora vamos para la clínica”, intentó explicar la azorada joven, a través de un audio de WhatsApp que le envió a un familiar. 

Al denunciar el hecho, la hija de la mujer dada por muerta presentó ante la Justicia el certificado de defunción emitido por la clínica y en ese documento, no figuraba la firma de un profesional médico, según expusó Alejandro Domínguez, jefe de prensa de la Policía de Chaco.

La causa quedó a cargo de la Fiscalía de Investigación Penal, en la que se encuentra como subrogante Ana María de Pacce