Heroínas de la pandemia: la lucha diaria contra un enemigo desconocido
En el Día Internacional de la Mujer, Crónica recopiló la historia de dos médicas que trabajan incansablemente para cuidar la salud de los argentinos.
Por Francisco Nutti
@FranNutti
Cuando en marzo de 2020 se decretó la cuarentena obligatoria por la llegada del coronavirus al país, miles de profesionales de la salud continuaron con sus responsabilidades a pesar de los riesgos de un virus desconocido. Crónica.com.ar recopiló dos historias de vida de especialistas en medicina que cada día se esfuerzan por cuidar la salud de los argentinos.
Eleonora Cunto tiene 62 años, es infectóloga y se desempeña desde octubre de 1983 en el área de terapia intensiva del Hospital Muñiz. Según supropio relato, la pasión por la profesión que estudió en la universidad se acrecentó al momento de ejercer. “Cuando empezás a trabajar te vas dando cuenta de que la gente que recurre a vos es porque está con necesidades, pide que calmes su dolor y pretende que le soluciones una situación complicada de su vida como es una alteración con la salud”, señaló, para luego aclarar que “la medicina es lo que elegiría si volviera a nacer y lo que me hace sentir feliz”.
A ella, el hecho de tener que trabajar en medio de una pandemia le modificó la vida porque, a medida que el virus avanzaba, debía estudiar y aprender a la par de sus colegas. “Los tratamientos para esta enfermedad han cambiado rotundamente en cuestión de meses. Por ejemplo, lo que se utilizaba en marzo del año pasado hoy está destruido, no se puede usar”, remarcó. A su vez, Cunto expresó que tuvo que hacer otros grandes esfuerzos, como no ver a Milagros y Joaquín, sus dos hijos, durante un extenso tiempo, y conformar al resto de sus familiares con videollamadas. “Fue trabajoso implementarlo, pero no imposible”, reconoció.
“Los tratamientos para esta enfermedad han cambiado rotundamente en cuestión de meses"
Dos de los primeros pacientes infectados de coronavirus en el país fueron atendidos en el hospital donde desarrolla sus actividades. “Al principio de la pandemia tuvimos internados a chinos, japoneses, italianos, alemanes, franceses y libaneses. Por lo que cambiaron los pacientes, ya no tenían el mismo nivel socioeconómico, no hablaban el mismo idioma y no eran de terapia intensiva, sino que estaban aguardando el resultado. Hubo que que adaptarse al contexto, estar expectantes y a la espera de un cambio. Si no se cambiaban requisitos, se cambiaban definiciones, diagnósticos o tratamientos", aseguró.
Sin embargo, los principales cambios llegaron con la práctica de su trabajo. “Nos tenemos que cuidar mucho. Nosotros debemos utilizar todo el tiempo el equipo de protección personal, efectuar un buen lavado de manos, y usar barbijo”. Además, “ahora hay que tener mucha más paciencia con el paciente, porque se siente muy solo con esta enfermedad. Uno tiene que darle más dedicación”, continuó la especialista.
Los primeros meses fueron tan duros que hasta lo comparó con una guerra. “El no poder salir, la limitación de los colegios, el no poder ir a bailar, ni concurrir a un bar, a un cine o a un teatro me llevó a pensar que en vez de tener tanques, bombas o ametralladoras teníamos por delante un virus desconocido”, indicó Cunto, quien profundizó que lo más complicado para ella y su marido Jorge fue cuando se enteró que su hija, que también es médica, había dado positivo de Covid-19. “Hoy estamos más tranquilos, pero en ese momento nos preocupamos mucho”, precisó.
"Nos tenemos que cuidar mucho. Nosotros debemos utilizar todo el tiempo el equipo de protección personal"
Un esfuerzo descomunal en medio de una pandemia
En diálogo con Crónica.com.ar, Dana Mijalovsky, médica infectóloga de 34 años también del Hospital Muñiz, explicó: “Hace poco más de un año gané un concurso como médica de planta en el sector VIH, donde estuve poco, porque cuando comenzó la pandemia arranqué en el sector Covid. Allí continué haciendo guardias y estuve en la parte de internación”.
De acuerdo a su testimonio, el temor a lo desconocido fue lo que más la preocupó, pero también el miedo a tener el virus y, sin saberlo, contagiar a sus seres queridos. “Me asusté mucho al principio, más que nada por la falta de información. Y estaba muy pendientede si teníamos algún síntoma para no contagiar a otros. En ese momento yo estaba arrancando una relación con mi actual novio, teníamos pocos meses saliendo y cuando llegó la pandemia nos dejamos de ver. Estuvimos 110 días sin vernos por miedo”, aclaró.
Pero cuando el virus se volvió de circulación comunitaria, hicieron lugar para el reencuentro. “Él estaba cumpliendo la cuarentena, no salía a trabajar, y yo me sentía muy responsable de poder contagiarlo. Pero en un momento, cuando el virus se volvió de circulación comunitaria, nos animamos a reencontrarnos. Lo mismo con mi familia: nos veíamos cinco minutos en la puerta, con barbijo y manteniendo la distancia”.
“Me asusté mucho al principio, más que nada por la falta de información"
“No sabemos qué puede llegar a pasar cuando aumenten los contagios. Hasta qué número de pacientes vamos a tener y cuál va a ser la gravedad de ellos. Con la vacuna estamos un poco más “relajados”, pero seguimos atentos”, finalizó.