El club Vélez Sársfield, a través de un integrante de su comisión directiva, fijó su posición respecto de la fiesta que realizó la barra brava en el Polideportivo de la entidad.

"No fue una fiesta clandestina, sino un cumpleaños y el permiso para usar las instalaciones del quincho fue solicitado por un socio y autorizado por el club, con los protocolos correspondentes debido a la pandemia de coronavirus", dijo a la agencia Télam el secretario de actas y encargado del departamento jurídico de la institución, Mariano Lizardo.

En las imágenes de la fiesta que trascendieron se ve un exceso de gente sin guardar el distanciamiento ni cumplir las normas de comportamiento para evitar la propagación del coronavirus.

"Como autocrítica tenemos que decir que fallaron los controles en el ingreso. Hay personas de la agencia de seguridad allí, pero a nadie le debe haber llamado la atención que ingresaran entre 80 y 100 personas para ir a un quincho donde entran 500, y cuando a esa hora hay cerca de mil socios terminando sus actividades deportivas diarias", explicó Lizardo.

Según el directivo, "el desborde empezó cuando L-Gante (un músico de trap) empezó a tocar y ahí se empezó a juntar mucha gente en un lugar semi abierto".

Por el evento, la fiscal Celsa Ramírez imputó al presidente Sergio Rapisarda y al jefe de Seguridad, Eduardo Capuchetti. Se los responsabiliza por los delitos de propagación de pandemia y desobediencia y también por una contravención denominada desvirtuación del rubro.

Además la Justicia porteña retiró documentación del club relacionada con el evento. "No fue un allanamiento, sino una inspección ocular y registro domiciliario acordado. Les dimos todo lo que pidieron: los videos de ese horario y el reporte magnético del ingreso de socios, Si bien pudimos haber fallado en los controles, no ocultamos nada", señaló Lizardo.